Año 2016, Cela y Valle-Inclán vuelven a escena

FUGAS

La literatura y el arte viven muchas veces del calendario. ¡Qué arbitrariedad! Nombres que suben y bajan, obras que se olvidan, otras que se rehabilitan. Y, sin embargo, la efeméride suele ser una herramienta válida para recuperar a un autor al que no le sonríe la fortuna o al que circunstancias extraliterarias han arrumbado. El año que viene le toca a Rosalía. Este, el 2016, será el de Camilo José Cela y Ramón María del Valle-inclán, dos figuras monumentales que, pese a sus sombras, deben recuperar su brillo porque su escritura refulge poderosamente

08 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

¡Qué gran año, 2016! Y aún no ha apenas comenzado. Cuánta celebración, aunque sea a fuerza de adecentar sepulturas. El próximo miércoles se cumplirán 75 años de la muerte en Zúrich en 1941 de James Joyce, el hombre que cambió (ensanchó) los horizontes de la literatura contemporánea con el relato de un solo día (el 16 de junio de 1904), un millar de páginas, el Ulises, que narra las peripecias de Leopold Bloom por la ciudad de Dublín y que sigue siendo hoy el faro que marca la bocana del puerto en medio de la tormenta perfecta de la novela futura. Dos semanas antes de que se acabe el año, el 15 de diciembre, hará 50 años que falleció en Burbank (muy cerca de Hollywood) Walt Disney, creador del ratón Mickey Mouse y a quien nadie supera en la carrera de los Óscar, con sus 22 estatuillas. Hoy, su compañía sigue señalando el camino de la ficción cinematográfica y de la rentabilidad económica. Y no solo eso, el imperio crece y se ha hecho en los últimos años con los estudios Pixar -lo más prometedor en el terreno de la animación en la escena internacional- y con la saga de George Lucas Star Wars -el gran filón de oro de la taquilla mundial-.

Pero por qué alejarse tanto, por qué acudir a Irlanda o a la quimérica California, cuando hay al menos en Galicia dos gigantes que reinan en la efeméride del 2016. Este año se cumplen cien años del nacimiento del escritor padronés Camilo José Cela Trulock (1916-2002), marqués de Iria Flavia, premio Nobel de literatura en 1989. Será el 11 de mayo. Y qué decir de Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936), irrepetible dramaturgo de quien se celebra el próximo 28 de octubre el 150.º aniversario de su nacimiento en Vilanova de Arousa -y del que se cumplió el pasado martes los 80 años de su fallecimiento en un sanatorio de Compostela, ciudad donde lo recordaron con una ofrenda floral en el camposanto de Boisaca.

Podríamos hablar del escultor Alberto Giacometti, de cuya muerte en Suiza se cumplirán este mismo lunes 50 años, o del fascinante narrador británico Roald Dahl (Cardiff, 1916-Oxford, 1990), que apagaría cien velas el próximo 13 de septiembre, pero hablaremos de Cela y Valle-Inclán porque son un genuino producto del país y, pese al tiempo pasado y el unánime reconocimiento universal, este sello de origen sigue generando dudas en su casa natal, en Galicia. Y no solo porque no escribieron en gallego. «Yo creo que debería reconocerse que la historia de la literatura gallega se hace en dos lenguas. Y que existe y dejarnos de tonterías. Cualquiera que lea Divinas palabras dirá ?este es un autor gallego?. Que no seamos capaces de aceptar esto, eso es lo que lamento», dice su nieto Joaquín del Valle-Inclán.

La maquinaria de Cela parece afinada de la mano del Gobierno y de la fundación que encabeza su hijo, Camilo José Cela Conde, y que -en una publicación que correrá a cargo de la RAE, Real Academia Española- relanzará La Colmena: «Esta edición incluirá los párrafos que eliminó mi padre en previsión de la suerte que correrían y también los que suprimió la propia censura y un trabajo del catedrático de la Universidad de Barcelona Adolfo Sotelo sobre esos pasajes» de alto contenido erótico y sexual. Y hay muchos otros proyectos editoriales en marcha, adelanta. «La idea de la fundación que lleva el nombre de mi padre y de mi madre es recuperarlo todo. Porque, por poner un ejemplo, la prosa de Toreo de salón es una maravilla. Cualquiera de sus viajes, y el conjunto de ellos más, es literatura de la mejor. Todo esto -dice entusiasmado- hay que volver a ponerlo a disposición de quien quiera leerlo, pero sobre todo hay que crear el ambiente para que se le quiera leer».

El centenario, señala Cela Conde, «es una ocasión fenomenal para hacerlo, todo un año para sacar a la luz los aspectos que merece la pena defender. Y sacar a la luz todo. Porque una de las cuestiones más sorprendentes del autor de La familia de Pascual Duarte es que al mismo tiempo sea censor del régimen de Franco, o que durante la Guerra Civil haya ofrecido sus servicios como denunciante. Son cosas que desde fuera no se entienden en absoluto; sin embargo, a medida que vas escarbando en este enorme abanico de facetas de su personalidad, cada vez aparecen más claves nuevas que te dejan ver que en realidad el verdadero Cela desde luego que no fue el de los últimos tiempos, ni por asomo, pero tampoco es el que aparece en sus memorias. Las memorias también son una reconstrucción». En este relato abierto, advierte, «las anécdotas estarían bien si estuviésemos hablando de un personaje de la televisión, y es muy divertido y todo lo que tú quieras, pero lo que verdaderamente cuenta es la literatura. Todo lo demás es prescindible, y está bien y da mucha risa, pero no es por eso que debe conocérsele». Podrá ayudar La forja de un escritor, antología de artículos sobre el oficio de las letras que también preparó Sotelo y que publicará la Fundación Banco Santander.

Pobre calendario oficial

Para Valle-Inclán el calendario oficial no parece prever grandes fastos. Por el momento abrió el 2016 con el debate sobre la justicia -o no- de que su obra pase al dominio público. Su nieto Joaquín del Valle-Inclán, que suele mostrarse contrario a su traducción al gallego, elogia en su abuelo «su independencia, voluntad de hacer, de innovar, ambición. Si no me entienden, pensaba, qué se le va a hacer». Valle-Inclán era consciente de su soledad creativa, de su vanguardia: en 1912 asegura en una carta dice: «Ya sé yo que mis obras de teatro son para una noche en Madrid y gracias, y no le digo en provincias, nuestro teatro hoy en día es irrepresentable. Pero le llegará su día». Y el 2016 ya es tiempo.