La salvación viene de América Latina

FUGAS

A poco que la crítica, o un avezado agente literario, se empeñase, podría hablarse de un nuevo bum literario en América Latina. Son aires nuevos. Han dejado atrás incluso a sus referentes vivos: Ricardo Piglia, Sergio Pitol, Héctor Abad Faciolince, César Aira, Horacio Castellanos Moya, Leonardo Padura, Fernando Vallejo... y, no digamos, a Vargas Llosa. Son la generación del 70 y su discurso no es unificable. al contrario, solo les sirve la libertad como única bandera creativa. El viático está sobre la bandeja, sírvanse

25 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ya no está la mamá grande Carmen Balcells para decidir si hacer o no de esta vibrante ola de narradores latinoamericanos un reverdecido bum [o quizá una reedición]. Tampoco la pobreza de las expectativas literarias en la Península son las de entonces, cuando se clamaba por el advenimiento de una redención que acabase con la grisura interior mediante los frescos aires venidos de fuera del terruño patrio. Las fronteras, por lo demás, ya no son lo que eran -¿o sí?- gracias a la fluida comunicación que suministra Internet. Es verdad, por tanto, que el mundo ha cambiado, pero el apetito pide igualmente ser saciado con estímulos nuevos. Y, como entonces, los creadores de América Latina muestran una mayor audacia en la renovación del lenguaje, que quizá tenga que ver, eso sí, con la fuerte influencia de las poderosas culturas locales. Del mismo modo, la medicina que suministran para el alma es de amplio espectro, tan variada que el lector puede lo mismo curar un catarro que un tozudo episodio de ansiedad. De todo hay en la farmacopea americana. Y no hace falta recurrir a valores consolidados como César Aira, Fernando Vallejo, Ricardo Piglia o Sergio Pitol, puede uno probar a poner en el mortero remedios más actuales.

El escritor guatemalteco Eduardo Halfon (1971), por ejemplo, emplea en su narrativa un condimento de realidad y ficción muy sugerente, y no molesta -sino que motiva- encontrarlo en esa subjetiva voz en primera persona que se sorprende frente el mundo que lo rodea, o que él busca, porque esos paisajes insólitos (hostiles, incluso) de Signor Hoffman no están al cabo de una parada de metro urbano. En busca de personajes perdedores en lugares dejados de la mano del Señor viaja también la argentina Selva Almada (1973) en El viento que arrasa, una novela que pese a transcurrir en inhóspitos parajes, de sol y polvo, podría desarrollarse en una habitación.

Territorios ambiguos aborda Facsímil. Libro de ejercicios. Ensayo, dietario, poesía, relato, test escolar, pensamiento... ¿Qué más da si el lector no sabe a qué se enfrenta? Es el chileno Alejandro Zambra (1975) y con eso casi debería bastar a los amantes de la literatura y su tozudo gusto por las preguntas -o la falta de respuestas únicas-. Es un artefacto radical que huye de una forma lúdica de cualquier encasillamiento y se erige (germina) sobre un gozoso humus de juego, humor, parodia, verdad y reflexión. Sin limitaciones.

Desatando un hálito mucho más caliente, la dominicana Rita Indiana (1977) conjuga en La mucama de Omicunlé sexo, santería, cultura bucanera, política y ecologismo para armar una novela endiablada como un huracán caribeño.

Signor Hoffman. RELATOS. Eduardo Halfon. Libros del Asteroide. 147 páginas. 13,95 euros

El viento que arrasa. NOVELA. Selva Almada. Mardulce Editora. 165 páginas. 13 euros

Facsímil. Libro de ejercicios. NARRATIVA. Alejandro Zambra. Sexto Piso Editorial. 96 páginas. 14 euros

La mucama de Omicunlé. NOVELA. Rita Indiana. Editorial Periférica. 181 páginas. 17 euros