Chete Lera: «La situación del teatro es imposible»

Pacho Rodríguez

FUGAS

Chete Lera trae a su tierra «Naranja azul», ambiciosa adaptación teatral de un texto del dramaturgo y guionista británico Joe Penhall. Una historia de racismo y locura, de luchas de poder en una seguridad social agonizante

29 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo mejor de Chete Lera (A Estrada, 1949) es escuchar hablar de él a la profesión, que lo venera con palabras mayores. Desde sus compañeros actores hasta los técnicos. «Siempre es bueno acercarse a ver qué cuenta. Es de esos tipos que te apetece tener a tu lado», comenta uno de esos técnicos imprescindibles que hacen que la luz o el sonido emocionen en una obra de teatro o película. Tal vez, porque la sensación al hablar con Lera es la de estar ante un maestro que se resiste a sentar cátedra, aunque no se calle. Porque lo de llegar a la fama, como lo logró con cierta madurez, no le impide tener una panorámica lúcida del laberinto interpretativo.

Hoy llega a A Coruña con Naranja Azul, una obra de teatro a la que se sumó, dice, porque tiene la suerte de poder elegir. Una apuesta especial sobre un texto enrevesado, psicológico, que aporta la perspectiva de las relaciones universales -la enfermedad, el racismo, el otro...- y añade una ventaja y un atractivo a la escena actual: es una obra que se construye sobre sí misma, sobre un autor reconocido pero no trillado: Joe Penhall. De esta manera, el actor de cine en Familia, Abre los ojos, Barrio, Flores de otro mundo, Smoking room, Remake, Todo es silencio..., de escena en Cara de plata, Largo viaje hacia la noche y Angelina o el honor de un brigadier, asegura una gran noche de teatro, y en casa.

-Con toda su trayectoria, ¿qué le supone actuar en Galicia a estas alturas?

-El viaje a Galicia es espectacular en sí mismo. Si voy con tiempo, soy de los que se alquila un coche y se va para Corcubión. Casi hago planes como si fuera a quedarme para siempre. Luego ocurre que no, que tienes que volverte a Madrid y que no te da tiempo a nada, porque te espera más trabajo. Pero para mí es tan emocionante llegar a Galicia, que voy con tantas ganas que luego necesito dos días para recuperarme.

-O sea, que es de los actores que está trabajando. ¿Se considera afortunado?

-Pues sí, porque desde que entró este Gobierno la situación del teatro es imposible. Mi caso personal me lo tomo con filosofía. Lo hago más por placer que por necesidades económicas. Tengo la suerte de estar con más cosas, pero hay que insistir en que el teatro es un artículo de necesidad.

-¿Y eso cómo se articula para que se llegue a una situación más racional?

-Ser actor, o trabajar en esto, siempre ha sido algo vocacional. Pero ahora los más jóvenes lo tienen tan difícil que casi es necesario algo de locura. Y ahora hay que ayudarlos, a que se equivoquen, a inventar lo inventado. Esto no surge de la noche a la mañana. Requiere un proceso y no se dan las circunstancias para que mucha gente que vale lo pueda poner en marcha.

-Pero habrá alguna fórmula, ¿no? ¿Cree que hay que mirar los modelos de otros países?

-Por supuesto. Nuestro ministro Wert, que es de Cultura, Educación y Deporte, se ve que por el cargo da mucho de sí. Pero al teatro solo va a hacerse la foto. Creo que si por él fuera mantendría solamente tres o cuatro cosas interesantes y se daría por satisfecho. Tal vez haya que mirar a Francia, Portugal, Italia... Francia, sobre todo. Porque allí consideran la cultura un alimento imprescindible del espíritu. En principio con eliminar ese 21 % con que se grava la cultura, y tenerlo como en Francia, en donde puede estar en el 2 o el 4 %, según como vaya la cosa, se podrían crear muchos puestos de trabajo que ahora se han perdido. El teatro requiere mucho trabajo cooperativo, de estar juntos, enfadarnos juntos, experimentar...

-Llega a Galicia con Naranja Azul. ¿Puede decirse que una vez más le eligen para personajes con mucho trasfondo psicológico?

-En esta obra, que es complicada, hay muchas cosas interesantes. Una es el juego que hay con la semántica del lenguaje. Se tratan las relaciones para ganar, hablamos de la enfermedad, de cómo la sociedad cree que divide las cosas entre los que nos creemos normales. Está muy bien escrita, con un ritmo escalofriante. La idea es de Bruno Lastra, que además es productor. Conoció la obra en Londres y se lanzó valientemente a este proyecto.

-Podría decirse que estamos ante una de esas obras que tienen mucho mundo propio pero que son una gran oportunidad para que el espectador vea teatro que arriesga y llegue a sentir la historia. ¿Supone más responsabilidad para un actor presentar una obra que parte de cero ante el público?

-El teatro siempre tiene algo de atractivo porque es una experiencia única para todos, cada noche. Yo prefiero encarar un personaje complicado, de esos que ves que están escritos para crecer en la interpretación. Puede que la experiencia sea lo que me lleve a ellos y que me llamen para hacerlos.

A Coruña. Teatro Colón. Hoy. 20.30 horas. 20 euros