Golpe a la quiromancia, por Oscar Wilde

FUGAS

Breve, intenso, no exento de lúdica perversión, es el placer de estas 77 páginas de «El crimen de Lord Saville», en el que asistimos a la última recepción de lady Windermere antes de Pascua

03 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No esperen más sorpresa que la acostumbrada con Wilde. Es decir, no pequeña sorpresa. Con el maestro de la ironía viajamos de vuelta a uno de esos salones en los que el XIX vip distraía horas y temores agitando rumores en un relato que recupera Acantilado con el mimo editorial que le distingue. 

Breve, intenso, no exento de lúdica perversión, es el placer de estas 77 páginas, en las que asistirá, lector, a la última recepción antes de Pascua de lady Windermere, una belleza Wilde en la que lo cortés no quita lo valiente, o el aura angelical la propensión al pecado. Tal es la combinación ganadora del juego de Wilde, que apuesta al humor negro y gana. Lucidez en el juicio y una sensibilidad exquisita urden un sarcasmo delicatesen, cuyo sabor retiene con gusto el paladar contemporáneo. 

«Las cosas interesantes nunca son adecuadas», advierte Wilde, que pone en manos de un quiromante vulgar la suerte de esta singular intriga palaciega.

¿Se han mirado la línea de la vida?, ¿qué suerte está echada en la palma de su mano? Miren, lean estas líneas escritas por Wilde sobre Lord Saville y verán que no hay trampa mayor que la que uno se tiende a sí mismo. Y esto... también está escrito.

El crimen de Lord Arthur Saville. Oscar Wilde. Relatos. Acantilado. Traducción de Javier Fernández de Castro. 77 páginas. 10 euros