La titánica defensa local apenas dio respiro a los blaugrana en un Pazo que llevó en volandas a su equipo
11 nov 2024 . Actualizado a las 17:03 h.El Pazo volvió a ser tierra hostil para el Barcelona. Dos décadas llevaba la afición lucense sin celebrar en su templo una victoria en la Liga Endesa sobre el mastodonte blaugrana, que ayer fue presa de la titánica defensa y la perseverancia ofensiva de un Río Breogán llevado en volandas por su hinchada: 77-70
Los primeros 10 puntos del partido se los repartieron dos hombres: Fall y Moore. El pívot blaugrana abrió la cuenta machacando el aro contrario y fue una verdadera pesadilla para los locales en el arranque del encuentro. El base breoganista, por su parte, acertó en su primer intento desde el triple y también reclamó la atención de los focos en una puesta en escena en la que el Breo trataba de llevar al límite cada ataque del Barça con una fuerte defensa. Hilliard entró en combustión mediado el cuarto y con dos triples distanció ligeramente a su equipo en el marcador, provocando la primera interrupción. Peñarroya llamó a capítulo a los suyos y echó mano de Abrines. Los de Mrsic no aflojaban. Atacan con descaro y mucho acierto y protegían con uñas y dientes su canasta, forzando los errores de un adversario parco de ideas en el perímetro y aferrado a su poderío interior. El Pazo contemplaba atónito el marcador tras los 10 primeros minutos: 27-17.
Erik Quintela entró en acción en el segundo acto y la primera que tuvo la enchufó. Fue desde la esquina, al límite de la posesión y desde fuera del arco de 6,75 para establecer el 30-17. A renglón seguido, parcial de 0-4 del Barcelona y primer tiempo muerto solicitado por Veljko Mrsic para suturar la herida. Fueron varios minutos de desconexión del equipo breoganista que su técnico trató de solucionar con la pausa y con el regreso a la pista de Moore y Hilliard. El duelo entró entonces en una fase de caos, con despropósitos por parte de unos y otros, que pudo gestionar mejor el Barça por su mayor calidad individual y en la que Moore fue el breoganista más inspirado. Molesto con el arbitraje y el leve bajón de los suyos, Mrsic volvió a parar el choque a tres minutos para el descanso y con el Barcelona ya muy pegado (36-34). En el intermedio seguían por delante los celestes (38-36) a pesar de su inferioridad en el rebote.
El Breogán reanudó el partido con el quinteto titular. El Barça encontró el acierto en el triple, en tres minutos igualó el marcador (42-42) y tomaría la iniciativa, pero el Breo no solo evitó el despegue, sino que además recuperó la delantera enseguida apoyado en una defensa solidaria, con muchas ayudas, y fuerte. Los celestes defendían con mano de hierro y en ataque les faltaba una pizca de puntería y por momentos pausa para dejar atrás al rival. Aguantaba bien el tipo, pese a todo, y mantenía las esperanzas intactas al término de la tercera manga (56-56).
Davis erró el enésimo triple en el inicio del último cuarto y el Hilliard sí acertó desde el 6,75 para dar respuesta a un parcial de 0-4. Se intuía un final de alto voltaje, similar al de los dos anteriores partidos en el templo breoganista. Se hacía duro anotar y, consciente de ello, el Pazo se desgañitaba para insuflar energía a los suyos. Moore no cedía en su recital de canastas y asistencias y los de Peñarroya explotaban su talento para sostenerse y soportar el empuje de los locales. A tres minutos del final mandaba el Breogán: 69-67. Un minuto después, las cosas seguían igual. Moore siguió haciendo de las suyas, Sakho se hizo fuerte en la pintura y el Breo sentenció el partido con la técnica a Abrines y tres tiros libres convertidos por el MVP del encuentro.