El Río Breogán disputó un encuentro totalmente distinto al perpetrado en Zaragoza durante el fin de semana pasado y solo un último tiro que pudo perfectamente entrar alejó a los de Veljko Mrsic de la ansiada victoria.
Las sensaciones de inicio no fueron buenas. El Tenerife, generando muy fácil a partir del bloqueo directo de Marcelinho Huertas con las continuaciomes de Shermadini y Guerra al tiro libre para buscar lanzamientos liberados desde el perímetro. El Breo proponía ataques un poco anárquicos, pero gozaba de un acierto exterior que lo mantenía en partido.
En el tercer cuarto parecía que se rompía el encuentro cuando el base brasileño comenzó a repartir juego y combinaba anotación con asistencias para tiros abiertos, sobre todo de Doornekamp. Creo que el conjunto breoganista se centró demasiado en las continuaciones y poco en los jugadores abiertos, que es el principal arma del Tenerife. Pero los de Vidorreta no aprovecharon para cerrar el partido.
Fue en el último cuarto del encuentro cuando la situación cambió con un movimiento distinto desde el banquillo. El Breogán pasó a jugar con dos cuatros, Eric Vila y Toni Nakic. En ataque, más movilidad y amenaza exterior. A cambio se perdió fiabilidad en el rebote ofensivo. Los errores del Tenerife en salida de balón ayudaron al Breogán a meterse en el partido y en los últimos minutos solo detalles como los tiros libres o el tiro liberado herrado por Hilliard decidió el choque.
Queda demostrado que estos jugadores y este cuerpo técnico están capacitados para sacar esto adelante. Solo falta trabajo y tiempo y que cada uno cumpla su rol de la manera adecuada. En unas jornadas se evaluará si son necesarios cambios para conseguir el ansiado objetivo de lograr la permanencia en la Liga Endesa.