Erik Quintela: «Nunca me iré contento si el equipo pierde, aun habiendo sido yo el mejor»

FORZA BREO

Carlos Castro

El base del Río Breogán se prepara para otro curso en el que promete «entrenar como un loco»

23 jun 2022 . Actualizado a las 20:18 h.

A pesar de acumular solo una temporada de experiencia en la ACB y con un rol secundario, ejecutado a la perfección, eso sí, la afición lucense no entendería un Río Breogán sin Erik Quintela (Lugo, 1991) la próxima temporada. Junto a su hermano, Sergi, el base volverá a lucir galones dentro de un vestuario que volverá a estar plagado de caras nuevas y donde serán necesarias lecciones de breoganismo como base para otro curso entre la aristocracia del baloncesto español. El mayor de los Quintela recarga las pilas en Palma de Mallorca junto a su familia para una nueva campaña en la que no se pone límites.

—¿Es de los que descuida un poco la forma en las vacaciones?

—No, no. Intento mantener la dieta que sigo durante la temporada y, aunque no hago tanto ejercicio, procuro entrenar un poco cada día. Conservo la relación con el fisio y el preparador físico que teníamos cuando yo jugaba aquí, en Mallorca, y trabajo con ellos.

—Algún capricho gastronómico se dará.

—Muy pocos, en serio. Trato de seguir comiendo bien porque no tengo un físico privilegiado y debo cuidarme mucho para estar en buena forma.

—¿Le apetece volver a la rutina?

—Bueno... Por una parte sí, pero por otra no porque aquí tengo muchos amigos y puedo disfrutar con la familia de la playa y el buen tiempo. Un poco de descanso no viene mal.

—¿Cuáles son sus expectativas para la nueva temporada, tanto en lo personal como en lo colectivo?

—Siempre trato de no crearme expectativas antes de cada campaña. Al menos, no expectativas concretas porque si las cosas no empiezan bien, la confianza baja y hace que todo vaya a peor. Tengo claro que lo que debo hacer es entrenar como un loco, aportar lo que me entrenador me pida y ayudar al equipo dentro y fuera de la pista. Si hago eso ya estaré contento. Claro que me gustaría jugar muchos minutos, pero sé que será complicado. Y como equipo lo mismo, no hacer castillos en el aire. Hay que tener siempre los pies en el suelo y conseguir cuanto antes 12 o 13 victorias.

—¿Se conformaría con repetir el protagonismo de la última temporada?

—Cuando era más joven le daba mucha importancia a estas cosas, pero ahora me da un poco igual tener más o menos protagonismo. Me alegro cuando lo hago bien y el equipo gana, me alegro cuando no lo hago tan bien y el equipo gana, y nunca me iré contento a casa si el equipo pierde, aun habiendo sido yo el mejor.

—Grandes victorias en el Pazo, la clasificación para la Copa, su canasta ganadora ante el Gran Canaria... Le resultará muy difícil elegir el mejor momento de su estreno en la ACB.

—Hay temporadas en las que lo tienes muy claro, pero esta vez es complicado, es verdad. Ha habido tantos momentos mágicos... La experiencia en la Copa fue brutal por todo lo vivido dentro y fuera de la cancha y la canasta a la que te refieres la recordaré toda la vida, pero me quedaría con la victoria del primer partido ante el Tenerife. Acabábamos de llegar a la ACB, había dudas de si podríamos competir y salvarnos, y la respuesta fue increíble ganando de 20 a un equipazo. Estaba tan feliz y lleno de orgullo que no entraba por las puertas, ja, ja, ja.

—¿Y los peores tragos?

—La lesión de Musa, sobre todo por el alcance y las graves consecuencias que pudo haber tenido. Además, en la Copa, que fue un momento fantástico, nos quedó un sabor agridulce porque estuvimos cerca de tumbar al Madrid y meternos en las semifinales.

—¿Fue determinante el arbitraje?

—No creo.

—¿Llegó a temer por el futuro del equipo cuando Paco Olmos los dejó plantados?

—No, porque éramos un grupo muy unido. Fue un golpe, ya que teníamos una relación muy buena con él y era una parte fundamental en todo lo que estábamos consiguiendo, pero su marcha no afectó a la unidad del grupo. Seguimos todos muy unidos y esa fue una de las claves para que no se notase que habíamos perdido una pieza importante.

—La afición fue muy crítica con el técnico levantino, sobre todo por las formas.

—Es normal que la gente se enfadase porque se iba a un equipo con un objetivo similar al del Breogán. Pero a Paco tenemos que agradecerle mucho porque fue importante en la salvación.