Musa dedica un último recital al Pazo en su reaparición con el Breogán

FORZA BREO

Carlos Castro

93-84 | El jugador bosnio lideró la victoria sobre el Unicaja antes de que la afición le despidiera puesta en pie y entre aclamaciones

16 may 2022 . Actualizado a las 18:36 h.

Quedaban 22 segundos para el final cuando Veljko Mrsic apremió a Ubal, hasta entonces inédito, para que saltara a la cancha. Nadie dudaba de cuál sería el jugador sustituido. El Pazo esperaba con ansia ese momento. Y, efectivamente, era él. Dejaba el parqué el ídolo local, el gran pilar del proyecto del Río Breogán en su regreso a la ACB y el héroe de prácticamente todas las gestas del equipo lucense en un curso para el recuerdo. Dzanan Musa decía adiós a una afición que lo despidió puesta en pie y con gritos de «MVP, MVP...», la misma sintonía que había atronado antes y durante el partido. Los mentideros sitúan al alero bosnio en el Real Madrid la próxima temporada.

En una atmósfera ideal, de júbilo desatado, emociones enfrentadas y sin obligaciones clasificatorias en ninguno de los contendientes, el primer breoganista en embestir el aro contrario fue precisamente la estrella breoganista, para deleite de una afición que festejó como si de la canasta ganadora se tratara la penetración culminada a aro pasado. Con los focos apuntando hacia el alero bosnio, Tyler Kalinoski se coló en escena y emergió para convertirse, con 16 puntos, en el principal protagonista de una primera manga en la que Jordan Sakho fue el tercer hombre que aportó puntos al festival local. Con triples, grandes acciones combinativas y algún que otro contragolpe, el Breogán disparó su tanteador y alcanzó una diferencia de 17 puntos (29-12).

Los decibelios subieron todavía más en el segundo cuarto. El equipo celeste continuaba en modo arrollador y la afición del Pazo parecía no dar crédito a un vendaval de juego que incluso se atrevió a festejar con la clásica ola, hasta ahora nunca vista en la guarida breoganista en la presente temporada. Sin Musa, ni Kalinoski, de reposo en el banquillo, Iván Cruz asumió el liderazgo ofensivo con 13 puntos sin fallo en los lanzamientos —cinco de dos y un triple—. La ventaja del Breo había crecido por encima de los 20 puntos en el descanso: 55-32.

Más de la mitad del trabajo ya estaba hecho, pero el Breo no aflojó. Con un buen trabajo en defensa, solidez en la pintura e inteligencia a la hora de compartir el balón, el equipo lucense alcanzó su máxima diferencia en el partido (+31) en el tercer cuarto, que acabó con un marcador (77-56) que invitaba a imaginar un fin de fiesta completo.

Con la victoria en el bote, la tropa breoganista se dio un respiro en el arranque del último período que le costó un parcial en contra de 5-16 que rebajó la diferencia hasta los 10 puntos (82-72) a cinco minutos del final. Mrsic paró el partido, volvió a enchufar a los suyos y el epílogo discurrió entre aclamaciones y vítores de un Pazo otra vez ejemplar.

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