Son horas previas a uno de los choques que justifican el deseo de permanecer siempre en la Liga ACB. Hace más de 10 años, para que el Real Madrid jugase un torneo de pretemporada en A Coruña contra el Breo, había que abonar el caché que corresponde a un equipo tan grande. Hoy, el calendario del campeonato de liga nos trae de nuevo como un partido más,al campeón de tantas cosas. Pero está claro que no es un partido cualquiera. Su llegada, y la del Barcelona, marcan un hito en el devenir de la Liga, y derrotarles, aunque sume como cualquier otra victoria, produce un regusto especial. Es verdad, como bien dice Paco Olmos, que son jugadores acostumbrados a jugar muchos partidos y muchas competiciones, pero los que estuvieron hace tres temporadas en el Pazo no han vuelto a jugar nunca contra el Breogán y seguro que recuerdan aquella derrota, como recuerdan aquella victoria todos los aficionados de Lugo.
Es un partido para actualizar todos los tópicos: «Es necesario que nos les salga un buen partido, que no estén acertados en el tiro exterior, que se relajen...». Creo que el conjunto breoganista solo debe tener una única preocupación, que es hacer un buen partido. Alcanzar el nivel que viene exhibiendo en el Pazo y no salirse del guion. El Real Madrid del inicio de partido ante el Panathinaikos, jugado el viernes, es un equipo inabordable si acompaña a su férrea defensa el acierto de sus tiradores. ¿Logrará Musa alguna de sus espectaculares canastas penetrando entre la defensa o tropezará con el muro de Tavares? ¿Cómo resolverá Bell-Haynes el problema de pelear con la defensa de gente más alta y más fuerte, como Williams-Goss e incluso Taylor?
Estamos pues en las horas previas a un partido grande y, si la victoria no sale del Pazo, a un día de fiesta en Lugo. Como hace tres temporadas.