Capaces de todo

Carlos Gegúndez

FORZA BREO

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12 ene 2019 . Actualizado a las 11:18 h.

Toca jugar contra el Barça en el Palau e históricamente ha sido un rival muy complicado para el Breo. Ambas

escuadras se han medido en 40 ocasiones y el cuadro celeste solo ha ganado tres. Nunca en Barcelona. Yo me quedo con lo positivo, como siempre, pues la memoria es selectiva y tiende a recordar las cosas buenas. Recuerdo el primer triunfo celeste en la temporada 99-00 con una gran actuación de Sanmartín (33) y de Antúnez (22), infligiendo a los catalanes una de las derrotas más abultadas de su historia (90-66). Ese día debutaba el ya legendario Devin Davis, que llegó para reemplazar a Green. Su llegada y la de Bonner, en sustitución de Mason unas jornadas más tarde, hicieron del equipo lucense un rival temible. Dos años más tarde, el Barcelona volvió a hincar la rodilla en el Pazo (85-77) y curiosamente la actuación de Davis (40 de valoración) resultó determinante. La tercera y última vez que los lucenses consiguieron superar al conjunto catalán fue durante el curso 04-05. Entonces, Davis vestía la elástica blaugrana, aunque su presencia en aquel partido fue testimonial. Los focos apuntaban ya desde el inicio hacia el gran Charlie Bell. El escolta estadounidense firmó 30 puntos y ofreció uno de los muchos recitales de la temporada. Una exhibición con canastas para todos los gustos y una que ha quedado para la historia, el inolvidable mate ante Dejan Bodiroga que puso en pie a la parroquia celeste.

Volvamos ahora al momento actual. Hay que reconocer que es muy complicado sorprender al Barça este domingo, pero ya sabemos como es el Breogán, un equipo que a lo largo de la historia ha hecho llorar a sus aficionados con las derrotas y con las victorias, capaz de levantarse en los momentos más complicados y de caer cuando todo está de cara. Puede echar por tierra partidos que parece que están ganados (como sucedió contra el Zaragoza) y de derrotar con contundencia nada menos que al campeón de Europa. Es la magia de este equipo, con el que ríe, llora y sufre el buen aficionado breoganista.