¿Y si estamos bajo la advocación de los Santos Inocentes?

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

FIRMAS

28 dic 2014 . Actualizado a las 04:00 h.

Esta crónica no es una inocentada aunque así lo parezca tras abordar la realidad de Ourense en los doce meses que se esfuman. Muchos de los acontecimientos que aparecen en la relatoría del 2014 podían haber sido objeto de mofa si se hubiesen publicado tal día como hoy, los Santos Inocentes. Porque, ¿no parece una inocentada que los dos hombres con más poder, a la derecha y a la izquierda, de la sociedad ourensana, hayan encontrado su RIP en este 2014? ¿No parece una inocentada que Baltar (el de antes), se haya sentado en el banquillo y haya sido condenado a 9 años de inhabilitación? ¿No parece una inocentada que le fulminase la contratación por tres meses de 104 amigos cuando se pasó décadas colocando a centenares, fijos de por vida? ¿No parece una inocentada que ande a la greña, con la jueza de Lara de testigo, con el gerente con el que durante 20 años manejó, en A y en B, las finanzas del PP? ¿No parece una inocentada que Baltar (el de ahora) haya dado un giro copernicano a la Diputación que recibió en herencia? ¿No parece una inocentada que la de Ourense haya sido la primera de España en dotarse de un código ético de comportamiento democrático?

¿No parece una inocentada que Pachi Vázquez, en sus ansias por aspirar a la alcaldía de la capital, haya sido enterrado políticamente por quienes fueron sus acólitos en el PSOE? ¿No parece una inocentada que el juez le pregunte al fiscal (que fue quien llevó al líder socialista al juzgado), si le quiere acusar por colocar a unos amigos en el Concello de O Carballiño obviando esa bagatela legal de capacidad, mérito y publicidad? ¿No parece una inocentada que la capital haya tenido a un gobierno en minoría (11 ediles de 27), dividido en dos sectores enfrentados? ¿No parece una inocentada que el PSOE suspenda de militancia a cinco ediles pero los mantenga (¡y cobrando cientos de miles de euros!) en el gobierno de la tercera ciudad de Galicia? ¿No parece una inocentada que un inspector de Hacienda, a la sazón alcalde de Ourense, haya sido repudiado por el pleno, haya diseñado triquiñuelas para adosarle a las finanzas públicas las aceras de su casa y haya llevado el descrédito a la alta institución municipal? ¿No parece una inocentada que las sesiones plenarias del Concello de Ourense semejen más un tugurio, por sus insultos, que una cámara de representación?

¿No parece una inocentada, en fin, la muerte de CD Ourense firmada por un presidente que pasaba por allí, sin idea ni de fútbol ni de gestión, pero con ganas de medrar? ¿No parece una inocentada que de los miles de comerciantes que hay en Ourense ninguno hubiese querido presidir la Cámara de Comercio? ¿Y no parece, para terminar, una inocentada que los reyes (los nuevos) hayan elegido Ourense (una provincia con más defunciones que nacimientos, más jubilados que activos y con jóvenes procreando fuera porque aquí no tienen trabajo), para inaugurar el curso escolar?

A la vista de tanta inocentada, quizás convendría estudiar el poner a los 326.724 ourensanos que todavía figuran en el censo, bajo la advocación de los Santos Inocentes porque serlo, lo son tanto como los niños degollados por Herodes un día como el de hoy de hace 2.014 años.