«Hay demasiados egos en el PSdeG y no nos ha importado matar por ellos»

María Ballesteros CULLEREDO / LA VOZ

FIRMAS

El veterano regidor socialista aspira a convertirse el día 30 en secretario provincial

23 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Afronta la última semana antes de las primarias para la elección del secretario provincial del PSdeG «reforzado» y viéndose ganador tras el recuento de avales, que le pone por delante de su rival -el alcalde de Oroso, Manuel Mirás- por escaso margen, y que deja en el aire los 600 apoyos del tercer candidato, el alcalde de Ares, Julio Iglesias. Aunque los analistas le asignan el favor de los fieles al anterior secretario provincial, el exministro Francisco Caamaño, Julio Sacristán (Valladolid, 1953) rechaza de plano las etiquetas y asegura que, de ser algo, él es sin duda «sector crítico» y su programa, de profunda renovación.

-Está en la línea de Caamaño...

-A mí me pueden poner la etiqueta de todos los secretarios generales que ha habido en el partido, porque yo he sido de todos, aunque me hayan gustado más unos que otros. No me considero de ningún grupo, sino militante. Una de las cosas que odio es que se adscriba a unas personas en función de otras personas.

-Es usted el alcalde más veterano y habla de renovación.

-La renovación no viene dada por la edad ni por los años en ejercicio. No he tenido ningún cargo de responsabilidad en ninguna organización en el que no haya sido elegido por mis compañeros y compañeras. Estaba en la secretaría provincial por elección comarcal, no por voluntad del secretario general. Por tanto, soy tan renovador como el que más en este partido. La prueba es estar al frente del Ayuntamiento. Si hay un ejemplo de política de izquierda soy yo, es Culleredo.

-¿Qué hará con el sector que pierda si usted accede al cargo?

-Habrá que llegar a acuerdos. Si hay un problema en este partido es precisamente el deterioro de las relaciones humanas.

-Dice no entender el reduccionismo de hablar de críticos u oficialistas, ¿cómo lo resumiría?

-No hay críticos ni oficialistas, ni besteiristas ni caamañistas. Simplemente militantes que en un momento votan una opción sin más y que mañana pueden votar la contraria, en función de los programas y el trabajo de la gente, pero nada más.

-¿Su diagnóstico entonces?

-Mi diagnóstico es que hay y ha habido demasiados egos y en función de esos egos no nos ha importado matar a la gente con tal de cumplir nuestras expectativas, en lugar de pensar si eso era bueno o malo para el partido. No puede ser bueno para el militante y malo para el partido. Posiblemente ha faltado diálogo y debate político. Hemos hablado más de las personas que de las ideas y un partido político así tiene muy mala salida.

-¿Y el ego de Sacristán?

-El mío está totalmente satisfecho. Siempre lo digo. No aspiro a ningún cargo y si me he metido en esta aventura es por responsabilidad y por intentar darle un poco de sentido común a la provincia. Y diálogo.

-Si no ganase, ¿se ve integrado en una ejecutiva presidida por Mirás o se apartará?

-Mirás ya ha dicho que los que pierdan deben echarse a un lado y, por lo tanto, no tiene voluntad de integración. En la mía no sobra nadie y creo que todos somos imprescindibles en este partido.

-¿Cómo restablecer la unidad?

-Con mucho cuidado, intentando no pisar más callos de los que hemos venido pisando tradicionalmente. Y desde luego tratando de convencer a los compañeros de que tenemos que revertir la situación entre todos. Este partido no puede seguir con esta hemorragia y tenemos que ser capaces de taponar esa herida.

-¿En qué se equivocó Caamaño?

-Posiblemente en no tener conocimiento orgánico exacto del partido y luego en haber anunciado quizá precipitadamente la posibilidad de encabezar otros proyectos en Galicia. Eso generó lo que yo digo que no puede ser: que los egos permanezcan sobre los partidos.

-¿Hay que aplacar alguno más?

-Creo que sí. Intentaré que los cargos tengan que prestar cuentas al partido, se les valore por la capacidad, el mérito y el trabajo y no por ser amigos del secretario general o provincial, y que respondan a una estrategia provincial.