España y Portugal vencen sus fantasmas

Begoña Íñiguez Lisboa

FIRMAS

El arte regio de «Una historia compartida» abarca 350 años de relación familiar

27 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El Museo de la Fundación Gulbenkian de Lisboa, uno de los más prestigiosos de Portugal, acoge hasta el 25 de enero una muestra de incalculable valor artístico que reúne 141 grandes obras del Patrimonio Nacional español que cuelgan y decoran los palacios y palacetes reales de nuestro país. El Greco, Tintoretto, Tiziano, Velázquez, Caravaggio, Bernini o Goya son algunos de los autores de las pinturas, grabados y esculturas de este viaje histórico de más de 350 años. La exposición comienza a finales del siglo XV, durante el reinado de Isabel La Católica, y termina en el siglo XIX con otra reina, la portuguesa, Isabel de Braganza, esposa de Fernando VII. Aunque una de las piezas que más llama la atención del visitante son las Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio. Datan del siglo XIII y formaban parte del tesoro de Isabel de Castilla. Las cantigas escritas en galaico portugués, cruzan por primera vez la frontera, y suponen el germen del gallego y de la lengua portuguesa actual.

Coronas muy cercanas

Más de dos años de duro trabajo han hecho falta para convertir en realidad Una historia compartida. Un gran proyecto artístico ibérico de elevado coste económico, solucionado gracias al patrocinio de La Caixa. Cuenta con tres comisarios, el portugués João Castel-Branco, director del Museo Gulbenkian y los jefes de servicio de Patrimonio Nacional, los conservadores Pilar Benito y Álvaro Soler. El objetivo fundamental de la muestra, declara Pilar Benito a La Voz «es demostrar que las Coronas de los dos países, sobre todo entre el siglo XV y comienzos del siglo XIX, han estado mucho más cerca y unidas de lo que se nos ha dicho tantas veces». Para Benito «esta exposición es un sueño hecho realidad. España y Portugal no han estado tan de espaldas como se dice».

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A esta proximidad de las coronas, dice Álvaro Soler, «han contribuido mucho los enormes lazos de parentesco, fruto de los continuos matrimonios, entre las Casas Reales de los dos países». Pilar Benito va más allá al añadir que «durante el último siglo y medio nos hemos acostumbrado a estudiar en el colegio los enfrentamientos entre España y Portugal. Muchas de las piezas que traemos contradicen lo anterior». Y continúa diciendo: «Durante 350 años los reyes de ambos países formaron parte de la misma familia o de la misma dinastía».

Al preguntarles a los tres comisarios cuáles son sus obras favoritas en esta exposición, João Castel-Branco escoge «el retrato de la reina portuguesa Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, la artífice del Museo del Prado. Una mujer culta y refinada». Álvaro Soler selecciona una armadura con simbología portuguesa, que utilizó Felipe II de España y I de Portugal. Además de los dos cuadros de Goya que están habitualmente en el Palacio de la Zarzuela, en el despacho de Felipe VI».

Pilar Benito se decanta por, «las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, que atesoró Isabel de Castilla en su palacio de Segovia, y un retrato de ella misma, al final de su vida, con el que comenzamos la visita». Termina Benito diciendo que «desde el siglo XV el papel de las princesas y reinas ibéricas ha sido decisivo para el acercamiento de sus coronas. Isabel la Católica, sin ir más lejos, era hija de portuguesa».