¿Quién ganará la final de la Copa del Mundo?

Patricia Calveiro Iglesias
P. Calveiro SANTIAGO / LA VOZ

FIRMAS

XOÁN A. SOLER

El alemán Christian Miller y el argentino Roberto Furmanski defienden con ímpetu a su selección

13 jul 2014 . Actualizado a las 13:03 h.

Todavía no ha sonado el silbato, pero alemanes y argentinos esperan con ansia ese momento. Sus selecciones de fútbol se juegan esta noche la final de la Copa del Mundo y ambos confían en añadir hoy una nueva estrella al escudo. Christian Miller, un germano que reside desde hace casi cinco lustros en Compostela, y un forofo del país sudamericano, Roberto Furmanski, quien lleva en la capital gallega algo más de siete años, calientan motores antes del encuentro.

Frente a frente, toma la delantera en esta previa el argentino. «Las estadísticas están a favor de Alemania, pero creo que en este partido se juntan muchos factores más allá de las ecuaciones matemáticas», comienza Furmanski. «Un condimento básico del fútbol argentino es la pasión con la que se juega y podría ser determinante para ganar», continúa. Existe un incentivo extra y es que «todavía no se ha olvidado la derrota de la última final [en el Mundial de Italia] y hay ganas de revancha».

El alemán, prudente, arranca quitándole importancia a los números, a pesar de que juegan a favor de su equipo. «Si algo ha demostrado este Mundial es que las estadísticas no valen para nada», señala. «Es cierto que la pasión es importante y se vio en el juego de muchos países latinoamericanos, como Chile o Colombia, que pusieron empeño y corazón; pero no solo ganas con el corazón, necesitas también técnica», remata Miller. Es el primer aviso germano: «El tiempo de la Alemania de los tanques y la industria pesada ha pasado. Hoy, el juego colectivo alemán es el heredero de España».

El forofo del Bayern de Múnich y director de A Casa das Linguas sostiene que esta es la mejor baza de los de Löw. «No es un conjunto de individualistas, como puede ser Argentina, sino que es un equipo que se conoce bien. La mitad de los futbolistas son del Bayern, llevan mucho tiempo jugando juntos y se conocen a ciegas», argumenta.

Para Furmanski, que vive con verdadera entrega los partidos del combinado albiceleste, el individualismo con el que se tacha a los de Sabella solo evidencia que «la fábrica de fútbol que tiene Argentina está sacando constantemente jugadores muy buenos». En cualquier caso, dice, «la selección está acostumbrada a lidiar con individualidades muy pesadas: Di Stefano, Maradona o, hoy por hoy, Messi».

El fotógrafo, seguidor del River Plate, rompe una lanza a favor del juego de Messi en este Mundial. «¿Que no está jugando bien porque no marca goles? No estoy del todo de acuerdo, Messi aparece en cualquier momento y anula la defensa porque se lleva con él a cinco jugadores», sostiene. «En Europa todavía se sigue pensando de forma muy técnica y los partidos no se merecen, se ganan», añade.

Ninguno de los dos olvida el factor de las gradas. «Argentina ha invadido Río de Janeiro y Maracaná será albiceleste», indica Furmanski, quien está convencido de que el público brasileño «no perdona» el 7-1 a Alemania y se sumará a ellos. Miller, sin embargo, considera que su selección ya pasó una prueba de fuego mayor jugando contra el equipo anfitrión y que la canarinha animará a los germanos «porque siempre prefieres haber perdido contra el ganador». En lo que sí coinciden es en que el primer gol será determinante.

¿Una porra? 3-1, dice Miller, y 2-3 Furmanski. «¡Suerte!», indica el alemán al despedirse. Vecinos y rivales por un día pero, ante todo, buenos contrincantes.