Sí quiero en un paraíso natural

J.M. SANDE

FIRMAS

sande

La historia del Pazo do Tambre se une a sus impresionantes paisajes

29 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

De la parroquia outiense de Cando han salido profesionales de renombre, amén de la loable dedicación de sus vecinos a la música, destacando en trabajos en madera, en la actividad marítima y también en cantería. En esta última disciplina destacó un grupo de operarios de la piedra, que después de un largo periplo constructivo en Portugal, llegaron a reunir una notable fortuna. La mayoría de ese dinero se empleó en la adquisición de terrenos en O Enxido, próximos a la ribera del Tambre, y en la urbanización del tal recinto.

La parcela consta de cerca de 200.000 metros cuadrados de extensión, y en ella se construyó, a partir de 1898, una mansión señorial, integrada por una majestuosa edificación en piedra destinada a vivienda, con tres plantas, y dos edificios laterales, uno para el capataz de la finca y otro acondicionado para palomar. Además, componían la zona edificada unas cuadras, para ganado caballar y cría de cerdos.

Después de cerca de un siglo de uso, por parte de sus propietarios, el recinto se vendió a un foráneo, quien al contemplar lo idílico del lugar, sus condiciones constructivas, la exquisitez y el mimo empleado en la edificabilidad de la casona y del resto de inmuebles, no dudó en adquirir toda la finca e iniciar la rehabilitación de los edificios y de las zonas colindantes, con la finalidad de crear un singular complejo hostelero que pronto se conoció como Pazo do Tambre.

La reconstrucción

Las labores urbanísticas emprendidas en el lugar no solo afectaron a la reconstrucción de los viejos inmuebles, sino que además se han creado varias zonas ajardinadas, un gran lago, pasadizos sobre el agua, y zonas de esparcimiento. También se habilitaron zonas de aparcamiento y paseo, todo ello salpicado de elementos estéticos singulares. Asimismo, se construyó un moderno y amplio restaurante con capacidad para cuatrocientos comensales, se acondicionó una zona para residencia con dieciséis habitaciones dobles, y se habilitaron salones para banquetes, dentro del edificio principal, en los que pueden atenderse a grupos de entre veinte y más de un centenar de personas.

Al frente de estas instalaciones se encuentra el chef Javier Hurtado quien, además de ocuparse de ofertar un variado repertorio de menús, que van desde la cocina tradicional gallega a los más exóticos platos de la gastronomía universal, coordina las labores de gerencia del establecimiento. Junto a él, Macarena Rama y María Agrafojo se encargan de la intendencia y atención a cuantas personas acuden al lugar, bien a celebrar una boda, un banquete, una comida de empresa u otro evento, o simplemente optan por pasar unas jornadas de solaz en el hospedaje de este recinto.

En las instalaciones de O Pazo do Tambre se ofrece un servicio completo para bodas, que van desde el casamiento civil o religioso a la confección, en las propias cocinas del recinto, de un menú personalizado. En medio de ello se encontrarán los novios también todo tipo de detalles, desde el vestuario, vehículos, servicio se vídeo y fotografía, música, ambientación, decorado a gusto del cliente, actos tradicionales, cuidadoras, y cualquier extra que demanden los comensales.

Algunas sugerencias

Aunque el chef, Javier Hurtado, está solícito a satisfacer cualquier demanda que se le formule, al proponerle un menú típico de la casa, sugiere, langosta, vieiras tradicionales y gratinadas, rape con zamburiñas, dos carnes (una de cordero lechal y otra de solomillo ibérico al Oporto), completando la comida con un postre innovador a base de un cremoso de vainilla, con sorbetes de varios sabores, todo ello regado con vinos de una amplia y selecta bodega. Una suculenta propuesta que hace la boca agua a los comensales.

El recinto ofrece un completo servicio para bodas, civiles y religiosas

Los menús combinan la tradición gallega con la cocina de vanguardia