Ministro, haga caso

Manuel Blanco

FIRMAS

26 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Más de una vez he escuchado a los guardianes del Derecho proclamar que la verdadera Justicia habita en la aplicación rigurosa e inflexible de las leyes. A mi, particularmente, esta tesis no me convence. Siempre me he decantado más por ese aserto clásico que dice que la única Justicia auténtica es la que impone el sentido común.

En este caso de Tamara y Ana, parece que existe cierto consenso en que el sentido común brilló por su ausencia en algunos momentos, y que de aquellos polvos vienen estos lodos. De la desproporción de la condena poco más hay que decir, porque lo que toca ahora es ser pragmático y evitar un desenlace, la entrada en la cárcel, que sería dramático para ellas y bochornoso para todos aquellos que tuvieron algo que ver con este asunto.

El giro la Fiscalía (un acierto) y la petición del Parlamento gallego suponen un espaldarazo de primer orden a las 100.000 firmas que reclamaban el indulto. Lo dicho, ministro, no se haga el sueco y firme.