El médico que operó al rey disfruta de su jubilación en el Tercer Mundo

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

FIRMAS

Miguel Cabanela, que participó en un congreso de traumatólogos en Pontevedra, enseña sus conocimientos en Ghana, Kenia, Vietnam, Nicaragua o Guatemala

14 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

«Dar algo de lo que he aprendido, pero que no podía hacer». A enseñar y a operar caderas y rodillas en países del Tercer Mundo es a lo que se dedica ahora el doctor Miguel Cabanela González-Seco (Mondoñedo, 1942), el médico que operó al rey de la cadera. Este hombre, considerado un referente mundial en la cirugía de cadera, desveló ayer en Pontevedra que disfruta mucho de esta etapa que él mismo define como «una jubilación fácil». «Por primera vez en la vida no tengo que responder a nadie, excepto a mi mujer, y eso me da una sensación de libertad increíble», comentó en un encuentro con periodistas celebrado en el marco del congreso de la Sociedad Gallega de Cirugía Ortopédica y Traumatología (Sogacot).

Cabanela, que sigue vinculado a la Clínica Mayo de Rochester, en Minnesota (Estados Unidos), explicó que era «un empleado a sueldo» y que su empresa no le podía dar entonces el tiempo que necesitaba para realizar intervenciones en el Tercer Mundo. El suyo, dijo, fue un «programa de jubilación muy bueno» que desde hace unos años, desde que cumplió los 68, le permite dedicarse a lo que quiere hacer. Este hombre campechano, que viaja cada año a su tierra natal, comentó que sigue vinculado a la Clínica Mayo en tareas formativas, algo que combina con viajes a zonas del mundo donde los ritmos de la medicina y los medios materiales y humanos son otros.

«Entro y salgo cuando me da la gana. Sigo enseñando con el programa de residentes, imparto conferencias y los enfermos me siguen llamando a mi teléfono, y generalmente los derivo», apuntó Cabanela. En este nuevo periplo vital ya ha recalado en Ghana, Kenia, Vietnam, Guatemala y Nicaragua: «Acabo de llegar de Vietnam, donde recibo a cirujanos ortopédicos, este año a 110. La mejor manera de aprender es ver cómo se hace y ahora, por fin, puedo hacerlo».

Y él, que sigue en activo, ¿qué piensa de la jubilación de los médicos en Galicia y en España? ¿Se está desaprovechando talento al no conceder prórrogas a los que tienen 65 años? Cabanela reflexionó y admitió que no lo tiene claro. «Lo veo bien y mal», contestó, aunque dejó entrever que como norma general es cuestionable. «Hay gente con 60 años que está para tirar la toalla, y otra que está bien a los 70. Pero hay mucha gente que viene detrás y hay que pensar también en ceder el sitio -remachó-. El balance es crítico y no fácil de solucionar. El bote para pagar es limitado».

Sobre los recortes sanitarios, subrayó que nadie se libra, ni siquiera la Clínica Mayo, pero hizo hincapié en el papel que tiene que jugar la investigación. «La investigación es el futuro y no se puede desperdiciar. En España, en general, se ha dado poca importancia a las ciencias. Es terrible para un país formar a la gente y que se tenga que marchar», reflexionó.

La abdicación

Las preguntas sobre el rey son inevitables cuando los periodistas tienen enfrente a uno de sus médicos. Él, acostumbrado, lo lleva con paciencia y buen humor. «Me parece que nos ha cogido a todos con los pantalones bajos, a mí igual», afirmó. El lunes del anuncio de la abdicación se levantó a las seis de la mañana y se enteró por un mensaje que le enviaron: «No me lo esperaba, fue una sorpresa. Lo más lógico es que lo hubiera hecho cuando estaba más bajo, pero pienso que lo hay hecho muy bien». El cirujano aclaró, en todo caso, que él no es «consejero» del rey. «Sospecho que la salud no ha sido el motivo fundamental», añadió. «Camina mejor, no perfecto, aunque no sé si va a caminar totalmente».