Entre cenizos y absurdos optimistas

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

FIRMAS

11 may 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

No hay que ser un optimista absurdo pero tampoco un cenizo», ha dicho esta semana el presidente Rajoy respecto a la recuperación de España. La frase habría que trasladarla a Ourense y buscar el término medio entre el catastrofismo de los que sitúan la provincia en un precipicio y el optimismo de los que la ven como centro mundial del termalismo. Bien es verdad que las noticias abocan al pesimismo. Ourense siempre está en titulares negativos como el del vecino celoso que le cortó la pilila al perro que osó montar a su perra, el de la merma en un 90% de la licitación de obra pública o el de los 14.000 vecinos (más del 4%) que están sin trabajo y sin prestaciones.

Escándalos También nos deja la semana ejemplos caseros de cenizos y de optimistas absurdos. El número uno de los primeros es el alcalde de Ourense. Desde que llegó a lomos de la Pokémon, el Concello entró en un rosario de escándalos, divisiones e inoperancias al que estos siete días suman dos nuevos ejemplos. Se negó a enviar documentación requerida por el Valedor do Pobo hasta que éste le tildó de «hostil y entorpecedor», los mismos adjetivos que le podrían dedicar la pareja que encontró 130.000 euros, los entregó en el Concello y ahora, aunque la ley les dice que son suyos, ve como se los retienen. Bien es verdad que este gobierno del PSOE por unos euros mata (ahí está la ruptura de los díscolos porque no lograr que un amigo cobrase unos miles de euros o el alcalde negándose a pagar la urbanización de su casa) pero intentar quedarse con 130.000 euros que no le pertenecen supera todas las marcas de mala administración.

Absurdo En el bando opuesto está el optimismo absurdo del presidente de la patronal que pretende minimizar una grave crisis que afecta a la CEO. A José Manuel Pérez Canal le dimiten al año de iniciar su gobierno dos vicepresidentes y habla de «confabulación» lo que, dicho en lenguaje demodé, es referirse a una conjura judeomasónica. El optimismo absurdo del presidente le impide ver que el portazo se lo da su vicepresidente primero (¡como si a Rajoy se lo diese Soraya Sáenz de Santamaría!) y líder de la patronal valdeorresa que tuvo una decisiva influencia en que Pérez Canal esté (no me atrevo a decir que manda) al frente de la CEO. Saldar como un asunto personal el posicionamiento de la Asociación de Empresarios de Valdeorras y decir que «personas menos problemáticas tomarán el testigo» retrata la política del titular de la CEO. Lo que quiere son dóciles corderitos con piel de empresarios que no le planteen problemas ni le recuerden el cumplimiento de un programa con el que ganó, por una decena de votos, un liderazgo que, como demuestra esta crisis, utiliza más para figurar que para unir al empresariado y para atender los intereses de una comarca cuyo peso en la economía de la provincia de Ourense es muy superior al que tiene en sus órganos de decisión.