«No está demostrado que con el cambio de hora se ahorre más»

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

FIRMAS

XOAN CARLOS GIL

El ecologista Antón Lois y el presidente de la patronal eléctrica de Pontevedra Ignacio Piñeiro debaten sobre el ajuste horario de verano

30 mar 2014 . Actualizado a las 08:00 h.

Seguro que esta noche pasada lo ha notado. Se habrá levantado hoy tal vez un poco más cansado de lo habitual. Su organismo se habrá resentido. Sus biorritmos estarán trastocados. Esta noche ha tenido que dormir una hora menos. La culpa la tiene el cambio de hora. Cada marzo se adelanta el reloj y cada octubre se atrasa. ¿Compensa? «Vamos a tener problemas de sueño una semana, pero lo que realmente debe quitarnos el sueño es el cambio climático», dice Antón Lois, ecologista de Amigos da Terra. «No hay estudios serios, no está demostrado que se ahorre energía», contrapone Ignacio Piñeiro, presidente de la patronal eléctrica de la provincia de Pontevedra.

Antón Lois reconoce que no se cree los datos oficiales, que dicen que se ahorra un 5 % de la energía gracias al cambio de hora. «Pero aunque estén muy, muy, muy inflados, aunque el ahorro sea del 2 %, del 1 % o del 0,01 %, compensa». El ahorro se produce porque amanece antes, de modo que las empresas tienen que encender menos luces a primera hora. «Pero el alumbrado solo es el 5 % de la factura eléctrica, lo importante es la maquinaria, que tiene que funcionar igual, de la misma manera que cada mañana enciendes la cafetera, aunque no tengas que encender la luz», repone Ignacio Piñeiro. Así que el ahorro es mínimo. Y, dice, no compensa.

Lo ideal sería empezar por dar la vuelta a una decisión arbitraria. El dictador Francisco Franco decidió que España debía tener la misma hora que Alemania y, por eso, cuando en Galicia sale el sol y en Polonia llevan ya dos horas de luz, los relojes marcan la misma hora en ambos lugares. «Deberíamos estar en nuestro huso horario, que es el de Portugal, el GTM». Esta frase la dicen los dos rivales varias veces en el debate.

Pero, su diagnóstico final, difiere. Porque, ¿qué habría que hacer con la hora oficial una vez que España estuviera en el huso horario de Londres? «Quedarnos quietos todo el año», dice Piñeiro. «Cambiarlo dos veces al año», repone Lois. «Pero así el ahorro sería pequeñísimo», objeta el primero. «Compensa igual», zanja el segundo.

Lo que ni el presidente de Instalectra ni el ecologista entienden es que en Europa empiecen a trabajar antes de las ocho y aquí las legañas se nos peguen o que los programas de máxima audiencia sean tan tarde. Pero Spain is different.