Miguel Juane: «Me gustaría haber vivido la vida de Pau Gasol»

FIRMAS

CESAR QUIAN

16 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Deporte y familia. Familia y deporte. Son las dos palabras que más pronuncia durante nuestra charla. Mide dos metros de humanidad. «Libré de la mili porque me midieron con zapatillas deportivas», recuerda sonriente. Cuando era jugador de baloncesto pesaba 93 kilos y ahora 103. «Hago el deporte que puedo, me apasiona, pero estoy un poco limitado porque tengo artrosis en las caderas derivado de mis años de profesional. Practico spinning y natación», comenta. Calza un 49. «En A Coruña es difícil encontrar zapatos de ese número y hay que comprarlos fuera. Mi abuelo tuvo una sastrería y mi padre buscó los patrones para hacerme la toga de abogado. Es inmensa, como la de Darth Vader», asegura Miguel Juane Sánchez. Es géminis. En junio cumplirá los 49, como el número que calza, está casado desde hace 24 y es padre de dos hijas de 20 y 17. «Estoy muy orgulloso de ellas, de Natalia y Patricia. Son grandes personas, estudiantes y deportistas, aunque no se decantaron por el baloncesto. Es mérito de su madre, que es una mujer excepcional», confiesa este hombre que duerme en una cama de 2,10 x 1,80. «¡Un portaviones!», asegura.

Profesional liberal

Solo tiene un vicio confesable, los refrescos. «No fumo. A veces tomo un albariño y un gin tonic esporádico, pero me encantan las bebidas carbónicas». Lleva 20 años de letrado en ejercicio. Forma parte del tribunal de arbitraje del Comité Olímpico Español y preside el Comité Galego de Xustiza Deportiva. «Siempre llevé de la mano leyes y deporte. Quise ser profesional liberal. Eres dueño, y esclavo, de tus horarios», reflexiona Miguel. Jugó al más alto nivel desde los 16 años hasta que se retiró a los 29. Llegó a ser internacional con España. «Guardo los trofeos en un caja en el trastero. El mejor premio son las amistades que hice y que me pagué mis estudios, la boda...».

Héroes anónimos

Se ve como una persona sencilla. Intenta no perder la rutina de ir los viernes al cine. Le gusta hacer alguna escapada en moto y ve mucho baloncesto por la tele, en especial partidos de la NBA. «Sigo muy en contacto. El otro día cené con Pablo Laso en Santiago con motivo del partido del Real Madrid con el Obradoiro. Me gustaría haber vivido la vida de Pau Gasol. Si pudiese volver atrás me iría a jugar y estudiar a una universidad americana», comenta. Nació en Vigo, pero con 3 añitos ya correteaba por las calles de A Coruña. «Es una maravilla de ciudad. La plazuela de las Bárbaras es un remanso de paz, la torre de Hércules, la Marina o la calle Troncoso, que me encanta». Me habla de otros ilustres deportistas coruñeses como Chuny Bermúdez de Castro, Luis Moya o Fernando Romay, pero sobre todo dice que admira a los héroes anónimos. «Tengo una compañera en el despacho que está luchando contra una enfermedad. Ella sí que es un ejemplo de superación», sentencia.