Una larga caminata en pro de la decencia política

FIRMAS

09 mar 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Es verdad, como dice el proverbio hindú, que «la más larga caminata comienza con un paso». Y no es mentira que los primeros pasos son los más difíciles de dar aunque, también, los más emocionantes. Viene esto a cuento de la difícil senda que tendrá que recorrer el código ético impulsado en la Diputación por su presidente, José Manuel Baltar, a la vista de la reacción de PSOE y BNG. Los adjetivos que le han dedicado («esperpéntico», «contradictorio», «propio do día dos Santos Inocentes», «pouco serio»?) habla poco del espíritu de cambio que anida en una izquierda que no se libra de la crisis de credibilidad de la clase política.

No entiendo que no aproveche para variar esta percepción el salto que supondrá el futuro código ético (¡de una Diputación famosa en España por la ausencia de comportamientos éticos!) propuesto por el PP. En sus páginas seguro que hay conceptos y frases que cambiar pero también hay un 95 % de respuesta al clamor social de revisión del estatus político. Como contó La Voz, el código habla de prohibir regalos a políticos y funcionarios, de eliminar las placas de las obras a inaugurar, de la transparencia en el patrimonio de los diputados o de que en las comparecencias institucionales se evite la política partidista (¡bochornoso que el acto institucional del Día de la Mujer en el Concello de Ourense se haya convertido ayer en un mitin socialista!).

En lugar de saludar que se regulen todas estas cosas en la Diputación, la oposición carga, buscando argumentos en el pasado, contra el primer paso de la larga caminata. Tengo que recordarles a los diputados del PSOE y BNG otro proverbio hindú: «A los ignorantes los aventajan los que leen libros; a estos, los que retienen lo leído; a estos, los que comprenden lo leído y, a estos, los que ponen manos a la obra».

Lamento ver que mientras el PP, al menos en Ourense, se puso manos a la obra en la reconstrucción ética de la sociedad la izquierda todavía no haya leído las 18 páginas de un código que hay que saludar en sus principios teóricos con la esperanza de que en la larga caminata en pro de la decencia pública ya se ha dado el primer paso.

La frase. Es del alcalde de Ourense, Agustín Fernández, del PSOE, y fue dirigida al edil Gonzalo Jácome: «O día que vostede goberne me gustaría estar na oposición para ver as virguerías que fai nos presupostos». ¡Qué error! Aventurar su gusto por pasar a la oposición y darle alas de gobierno en las municipales del 2015 a un rival hoy minoritario es signo de miopía política como lo es haber tildado al mismo edil de «gusano» o «miserable». Que el otrora juicioso inspector de Hacienda haya incorporado un lenguaje escatológico habla mucho del poder destructor de la credibilidad que la política ejerce en algunos personajes. El léxico tabernario del regidor es impropio del representante de los 107.500 vecinos de la otrora conocida como Atenas de Galicia.