El talante ético de una sociedad de corruptos y corruptores

FIRMAS

23 feb 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

En estos días de rebumbio mediático y judicial por distintas informaciones sobre la decencia en la vida pública, posiblemente la palabra regalo (ya sea en su acepción de detalle de cortesía o en la más rabalera de «convoluto») haya sido una de la más utilizadas. Sorprende, ciñéndonos tan sólo a Ourense, las dosis de untamiento que en el mes de diciembre se dispensaban en la Consistorial a políticos y funcionarios. Bien es verdad que el regalo como costumbre social milenaria no es lo que está en solfa. Lo que lo está es el fin y el destino de las dádivas que políticos y funcionarios reciben por razón de su cargo. Ambos representan a los ciudadanos que los eligen (sea en urnas o en oposiciones ¿libres?) y los remuneran con los impuestos que pagan. ¿Recibían estos señores regalos de las empresas que negocian con el Concello antes de llegar al cargo? ¿Es la persona o es el cargo el que con su decisión beneficia o perjudica a una firma en un contrato público? Si es el cargo, el regalo también pertenece al cargo y no debe pasar a aumentar ningún patrimonio personal. Así lo entienden, por ejemplo, en el Concello de Teo, gobernado por Anova. Los regalos se registran, sean cestas de navidad o décimos de lotería, y se distribuyen a través de los servicios sociales. Lo que pasa en la actualidad (¿o quizás fue así siempre?) es que florecen servidores públicos que lo son para medrar personalmente. Decía el alcalde de Xinzo, del PP, y diputado provincial: «Hoxe non houbera entrado en política porque non ganei nada? Perdín personal, laboral e económicamente». No hay mejor radiografía del talante ético de una sociedad que alimenta, con su acción u omisión, a unos corruptos y corruptores que no están en otra galaxia y sí en nuestra comunidad de vecinos.

El dato 700.000 euros al año le cuestan los políticos a la Diputación de Ourense que ahora desembolsará 22.000 más para los grupos políticos, tras la petición del BNG y el beneplácito de PSOE y PP. Ninguno de sus líderes pensó que mientras los ourensanos sufren mermas en sus nóminas y la provincia sigue cuesta abajo, es un insulto proponer, y apoyar, un aumento de los gastos para pagar sedes, abogados y carteles de partido. Con la que está cayendo contra los políticos y los de la Diputación se unen para aumentar sus dineros. Andan siempre a la greña excepto cuando se trata de nutrir su bolsillo a cuenta del agujereado del contribuyente.

La frase «Duelen más las actitudes de la directiva que una nómina sin cobrar», dijo el miércoles en La Voz, el jugador de Club Deportivo Ourense, Óscar Martínez, al evaluar la crisis del club. El presidente, Alejandro Estévez, y lo que queda de directiva ya podían entonar el mea culpa y dar los pasos necesarios (incluso hacia sus casas o empresas) para evitar que la sangría de desprestigio se perpetúe.