Un trole «al que se subió media ciudad» y que se premió con 50.000 pesetas

maría conde PONTEVEDRA / LA VOZ

FIRMAS

El grupo siempre ha sorprendido con sus espectáculos para el carnaval

09 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Carlos Mouriño tiene muy fresco aquel 2 de marzo de 1984, el día que Pontevedra recuperó el carnaval en la calle. Os de Sempre se vistieron de majorettes y, como comparsa, llevaron en ese debut el segundo premio. «Me quedó grabado ver a gente mayor -cuenta-, que estaría supongo recordando los carnavales de su juventud. Veías lágrimas de satisfacción y de recuerdos, es una imagen que tengo, con qué entusiasmo nos jaleaban a los que íbamos en el desfile».

En estos treinta años, el grupo ha sorprendido cada entroido con sus montajes para el desfile o para la Mostra da Parodia, hasta el punto de que el fundador no es capaz de calcular la ristra de premios que acumulan. «Llegamos a tener tres por año, cuando aún combinábamos el desfile de la calle y el del Mercantil», recuerda. Pero sin duda, el primer gran impacto lo lograron con su trolebús a Marín en 1986. Les valió entonces un primer premio de 50.000 pesetas. El vehículo «era una perfección», cuya estructura estaba montada sobre un chimpín, «que iba en el medio para mantener el equilibrio, y como el conductor iba delante, utilizamos un mecanismo con una cadena tipo las de la bicicleta para conectarlo». Iba repleto de gente, e incluso después de finalizar el desfile, cuando lo estacionaron en la que era su parada, «se subió media Pontevedra» creyendo que era el real.

El año anterior habían llamado la atención de público y jurado con su tren a Marín, «porque fue uno de esos años en que se había vuelto a hablar de su construcción». Y otros espectáculos que han quedado para la memoria del entroido son, por ejemplo, el de los panaderos de 1998 -con la tromba de agua que cayó la masa se hacía sola-, o el del lavadero municipal del 96. El tiovivo de las fiestas, la caja de música y sus bailarines, el aeropuerto de A Xunqueira o el Bribón de Urdangarin son otros ejemplos. En la Mostra da Parodia siempre han dado juego. Cuesta creer, viendo sus equilibrismos circenses sobre un cable, el espectáculo de Grease o el Thriller de Michael Jackson que nunca ensayen antes, como asegura Abonjo.

Pero el carnaval también tiene sus momentos tristes. Mouriño recuerda que cuando se enteraron de la enfermedad de José Antonio Dapena, el alma máter del grupo, poco antes de empezar un desfile, caminaron entre lágrimas. Y el año en que murió, estuvieron a punto de no salir, pero su primer premio en la Parodia con el inolvidable Full Monty fue el mejor homenaje de despedida. «Si hubiera salido mal, seguro que lo hubiéramos dejado», dice Abonjo. Otro de sus miembros fue José Brea, gran impulsor del entroido.

De todos sus montajes, solo queda la plataforma, a la que vuelven a dar forma cada año. En eso están ahora.