Los concursos de acreedores se ceban con las empresas consolidadas

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

FIRMAS

Cemar es uno de los ejemplos significativos de los concursos en empresas consolidadas.
Cemar es uno de los ejemplos significativos de los concursos en empresas consolidadas. óscar cela< / span>

Cuarenta y siete de las 64 de 2014 llevaban más de diez años trabajando

08 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Desde mediados de marzo del 2008 en que Construcciones Sergio Fernández presentó concurso de acreedores, acogiéndose a la Ley Concursal que acababa de entrar en vigor, ya son 248 las empresas de la provincia que se vieron obligadas a tomar esa decisión. En el último año, el 2013, se presentaron 64 solicitudes, de ellas 60 de concursos voluntarios y 4 de necesarios (instados por un acreedor).

La mayoría de las empresas de las que presentaron concurso el pasado año, 47, tenían una antigüedad superior a los nueve años y 16 de ellas superaban los 20. Estos datos del Instituto Nacional de Estadística invitan a la reflexión de las razones por las que la crisis se ceba con las empresas consolidadas de empleo estable.

Entre las compañías que suspendieron pagos a sus acreedores en el pasado año se encuentran algunas tan veteranas y con tanto arraigo en el tejido empresarial lucense como Rego Montajes Eléctricos, Vilela Inversiones, (en liquidación); las cooperativas Xertigán, con amplísima trayectoria en el ámbito rural en A Terra Chá y que partió de la fusión de otras dos; Gancobre, que no pudo resistir al cierre y a las deudas que dejó pendientes de pago Alimentos Lácteos; PCM Granitos Moldurados, que suministra piedra a las obras de la Sagrada Familia de Barcelona y Torvar.

El caso de Torvar es muy singular porque esta empresa no presentó concurso de acreedores porque no pudiera hacer frente a sus pagos, sino para evitar que un banco ejecutara un aval solidario para construir una macrourbanización en el Ayuntamiento de Miño. Además de presentar concurso, lo instó, necesario, también para Piñeiro Miño la sociedad de la que forma parte, junto con Odegal, Núñez y Lucus Urban.

La mayoría, abreviados

La mayoría de los concursos presentados en el pasado año, 59, se tipificaron como abreviados y los 5 restantes como ordinarios. Este último concepto engloba a aquellos con un pasivo superior a los cinco millones de euros o con más de 50 acreedores.

La sangría de concursos, a juzgar por los datos del INE no está acabando. El pasado año, con 64 concursos fue el ejercicio en el que más casos registró el Juzgado Mercantil de Lugo. Supusieron uno más que en el año anterior. Del 2012 son los de la Fundación Preescolar na Casa; José Sanjurjo Construcciones (Vilalba); Cinur; el grupo Bascuas, también con amplia trayectoria en obra pública, que llegó a un convenio con sus acreedores de quitas y esperas y reordenó las empresas. Se suman a las anteriores las veteranas Garaje Villares, en liquidación; Cemar, ya desaparecida; El grupo Mon, con convenio aprobado; Teodoro Moreda, en liquidación; Jecsa, Tablicia y su filial Interpanel y Fundiciones Pardo. Las dos primeras están pendientes de arrancar en la misma actividad con otros propietarios, el grupo austríaco Kronospan y los peruanos Representaciones Martín.

En el 2011 se presentaron 53 concurso de acreedores: Navia Bus, Suministros Mainel, Radio Récord, Hijos de Félix Latorre, Grupo Támega, las del grupo Nupel, Excavaciones Ricardo Lago y Gentina, de Sarria. Esta última nació de las cenizas de ONTE, la segunda empresa de la provincia de Lugo que se acogió a la Ley Concursal, después de Sergio Fernández, en el año 2008 y con Trasdega. Dos años más tarde volvió al Mercantil.

Goteo incesante

En el año 2010 fueron 20 las empresas en concurso, entre ellas todas las de automoción del grupo Martínez, perteneciente al grupo ourensano Moyvesa, en liquidación, Talleres Ambla, que llegó a un convenio con sus acreedores. Esta última compañía se dedica a los embalajes y se vio arrastrada por la crisis de otras empresas que dejaron de hacerle pedidos o se los redujeron. Uno de sus clientes era Citroën, de Vigo.