La debilidad de la sociedad ante las amenazas a una mujer

FIRMAS

01 dic 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

Va a ser muy duro lo que va a vivir en el Parlamento. Ni a la persona que peor relación tuviese con ella le deseo lo que va a vivir». Así cargó Yolanda Díaz, coordinadora de EU y viceportavoz de AGE, contra Carmen Iglesias Sueiro, aspirante a ocupar el escaño del diputado que se fue a Dinamarca por intereses personales. El mismo día, 25 de noviembre, en el que le anunciaban un infierno a Carmen Iglesias, en Ourense se multiplicaban los actos del Día Internacional contra la Violencia de Género. Mientras hombres y mujeres de partidos, sindicatos e instituciones posaban tras una pancarta a favor de la mujer, una vecina suya era amenazada por ejercer su derecho a sentarse en un Parlamento al que la auparon los votos libres de sus vecinos. Nadie se pronunció, ni ese día ni en los sucesivos, contra la amenaza verbal y psicológica a la aspirante a diputada. Las feministas de salón callan, las de partido hacen mutis por el foro, las de currículo miran al tendido y las lectoras de comunicados enmudecen. Quienes callan y dejan que una histórica luchadora de izquierdas (cuando ser luchadora no consistía en poses fotográficas ni en actos de moqueta y calefacción) sea arrinconada, acosada, humillada y obligada a renunciar a un derecho constitucional, se erigen en un claro ejemplo de la debilidad moral y ética de una sociedad anestesiada por intereses partidistas e ideológicos y ajena a la luz de la razón.

El paro El gobierno de Ourense pospuso la inversión de 3 millones de euros en un Plan de Empleo que aliviase a los más de 10.000 parados de la capital. El alcalde había vendido mediáticamente el apoyo a los parados (como antes hizo con las declaraciones de As Burgas y sanidad) sin asegurar antes su viabilidad. El interventor (que afortunadamente ejerce su función con independencia) señaló la ilegalidad de un plan que deja atrás las ilusiones de tantos parados que habían creído al regidor en lugar de al líder de Democracia Ourensana, Gonzalo Jácome, que fue el único que desde el primer momento tildó de chapuza lo que ahora terminó siendo otra chapuza del PSOE a la que prestaron cobertura PP, BNG, sindicatos, Universidad de Vigo y entidades varias.

El cine Ourense está a punto de quedar sin cine porque ninguna empresa se interesa por gestionar las salas del centro comercial (por las que pasaron 252.538 espectadores en el 2012) que están en concurso de acreedores. La tercera capital de Galicia será un páramo cinéfilo aunque durante una semana lo tendrá, con alfombra roja y ágape, durante el Festival de Cine. ¡Una capital sin cine pero con Festival! ¿Qué hacen las autoridades para evitar esta incoherencia? ¿Qué hacen los invitados de lustre que vinieron a Ourense pagados con fondos públicos para enarbolar la pancarta de la protesta o la búsqueda de una solución? ¿Cómo permiten los propietarios del centro comercial que se mate la gallina de los huevos de oro?