Cáritas empieza a repartir los mil kilos de comida del desfile

Carlos Cortés
CARLOS CORTÉS MONFORTE / LA VOZ

FIRMAS

«Esta ayuda llega en muy buen momento», dicen en la oenegé

07 nov 2013 . Actualizado a las 09:41 h.

Alrededor de mil kilos de comida en 1.313 envases. Ese es el recuento definitivo del desfile solidario organizado por la asociación de comerciantes de Monforte. Puede parecer mucho, pero no va a durar demasiado. La sección local de Cáritas ya ha empezado a repartir el material entre las centenares de familia a las que proporciona ayuda regularmente. «No sabemos cuánto va a durar, pero en solo dos días ya se nota que hay mucho menos», cuenta María Freire, educadora social de esta oenegé vinculada a la iglesia católica que es, junto con la Cruz Roja, la única que mantiene una actividad estable y sobre el terreno en esta comarca.

El reparto empezó el martes en la iglesia de la parroquia de San Antonio y, sobre todo, en el local central que tiene Cáritas en la Costa da Pena. Se supone que atienden de once a doce, pero ayer a la una de la tarde todavía hacían cola en el pasillo de la planta baja una docena de mujeres. Verónica Fernández, de 25 años, es una de las tres que iba con carrito de niño. Con ella, su hijo de un año, la principal preocupación suya y de su marido. «Él es africano, viene de Mali, y lleva tres años en Monforte», cuenta Verónica. En el 2011, el hombre trabajó esporádicamente cuidando animales en granjas y limpiando fincas. Pero hace ya más de dos años que no encuentra empleo.

Dos años sin trabajo

En el piso alquilado en el que viven los tres no entra ni un euro, porque ninguno de ellos cobra paro. Verónica recurre a Cáritas cuando hay alimentos que repartir y a la Cruz Roja para conseguir artículos de primera necesidad para el niño. «Pero en la Cruz Roja hace cuatro meses que no reparten, dicen que hasta Navidades no volverán a dar nada», explica. En Cáritas los ayudan también a pagar el alquiler de la casa. Con eso y con la ayuda que les presta la familia de ella, que es monfortina, van tirando como pueden. Cuando se le pregunta si llegan a pasar hambre, se le humedecen los ojos y acierta a decir que para el niño siempre hay algo.

Entre las personas que estaban ayer esperando su turno en el reparto, Verónica es la única gallega. En la fila hay magrebíes, una mujer subsahariana y otras sudamericanas. Pero lo cierto es que entre las familias que atiende habitualmente Cáritas en Monforte no son mayoría los inmigrantes. Lo asegura Pilar González, otra de las personas que junto con María Freire, se están encargando del reparto de alimentos. «Non é certo que a maioría sexan inmigrantes», afirma. Ella trabaja con gente llegada de fuera, pero sobre todo con familias de aquí de siempre, sobre todo desde que empezó la crisis.

En Cáritas ha sorprendido positivamente la cantidad de comida recogida en la entrada del desfile, que se celebró el sábado por la tarde en la discoteca Idea. La directiva del centro comercial urbano había pedido al público que cada persona llevase al menos un kilo de alimentos no perecederos. «La gente se portó muy bien», dice María Freire.

La leche, acabada el primer día

Aún así, no creen que les vaya a durar mucho. Artículos como la leche se terminaron ya el martes, el primer día de reparto. Algunos puntuales, como determinadas conservas, pueden durar más, pero el grueso del material recogido probablemente haya sido entregado todo antes de que termine noviembre.