109 ovejas muertas en diez años

Toni Silva VILASANTAR / LA VOZ

FIRMAS

CESAR DELGADO

Un ganadero de Vilasantar sufrió otro ataque de lobos este domingo

29 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El domingo a las cinco de la tarde los mastines de José Manuel comenzaron a ladrar y a agitarse. Cuando el dueño de esta casa de Panacioi (Vilasantar) salió a la finca colindante comprobó que los lobos -así lo certificaron ayer dos técnicos de Medio Ambiente-, le habían vuelto a hacer otra escabechina a su rebaño. De poco le han servido los grandes perros o la valla electrificada de tres niveles. Ya ha perdido la cuenta de las veces que los lobos han entrado en su propiedad desde el 2003, cuando registró el primer ataque. Con la oveja muerta de este domingo, la cifra de víctimas se eleva a 109 en diez años. Son las cifras oficiales que presenta en la Administración para actualizar el censo de su rebaño, pero calcula unas veinte más desaparecidas. Un goteo insoportable para su negocio.

«Un dos técnicos que veu á casa é o que controla as poboacións de lobos e di que está habendo moitos ataques», señaló el ganadero, cuyo discurso fue ratificado por el alcalde de Vilasantar, Fernando Pérez, quien ayer por la mañana se desplazó a la granja de José Manuel. No hay solución en el horizonte. «Din que os lobos volverán, que non hai nada que comer lonxe das casas», explicó el regidor. «Estes veciños non son as únicas vítimas, hai uns cuantos neste Concello e tamén sei de casos de Sobrado dos Monxes», amplía Fernando.

Desde que las normativas de la Unión Europea prohibieron el enterramiento de restos de animales -adonde acudían numerosos animales salvajes y carroñeros para alimentarse-, la fauna de la zona tiene más complicado encontrar alimento, por lo que acuden más asiduamente a las casas de los núcleos rurales. La visita de los representantes de Medio Ambiente no dejó en Vilasantar un mensaje esperanzador. «Din que os lobos volverán, que xa levan 500 ataques na provincia», espeta José Manuel, quien recuerda un ataque de hace años que le obligó a trabajar varias horas. «Daquela mataron 20 ovellas e deixáronme 27 feridas, e volverán, non sei cando, pero volverán».