T-Solar, «Luis el cabrón» y el papel de los políticos

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

FIRMAS

16 sep 2013 . Actualizado a las 14:20 h.

Era un sábado, 25 de octubre del año 2008, cuando la ministra de Medio Ambiente del gobierno de Zapatero, Elena Espinosa, y el conselleiro de Medio Ambiente del gobierno de Pérez Touriño, Pachi Vázquez, destapaban la placa de la inauguración de la empresa T-Solar. Los políticos sacaban pecho porque merced al Gobierno de España y al de Galicia, ambos socialistas, Ourense se subía al carro del futuro con una empresa puntera en el sector de la energía limpia que creaba doscientos puestos de trabajo. Allí estaba, además de la cohorte de personajillos que pululan por estos actos, Luis Delso, jefe de Isolux Corsan y de T-Solar para decir: «Esta planta supone un antes y un después en Ourense y en Galicia en el contexto de las energías alternativas». Tenía razón el empresario amigo del PSOE, partido que le nombró para dirigir las empresas públicas Caja Postal y Transmediterránea. Ya estamos en el después que pronosticaba. Ha dejado en la estacada a 170 trabajadores, a Ourense y a Galicia cinco años después de aquellos fastos inaugurales. ¿Será por estas actitudes por las que Luis Bárcenas dijo al juez que la anotación «Luis el Cabrón», que figura en la contabilidad B del extesorero del PP, se refería a Luis Delso? La verdad es que a Ourense le hizo una gran cabronada mientras su empresa T-Solar, sigue una expansión imparable en España, Italia, India, Perú, EE UU y Puerto Rico. Los trabajadores permanecen encerrados en la planta. Creen que con sus críticas al Partido Popular y sus brazos abiertos a los políticos que, como Pachi Vázquez, del PSOE, y Tereixa Paz, del BNG, estaban en el poder cuando la empresa llegó a Ourense a lomos de las ayudas públicas, van a solucionar su problema. Según contó La Voz, el 80% de los 21 millones de euros que la Xunta entregó a la compañía T-Solar se hizo sin ningún tipo de garantías ni exigencias por lo que son irrecuperables. Los trabajadores, y los sindicatos que les apoyan y defienden, en lugar de llevar a los tribunales a los políticos que firmaron las ayudas sin garantías y sentarlos en el banquillo por estafa y mala gestión, le exigen al PP que evite el cierre de una empresa privada.

Creen que con las algaradas lograrán que Luis Delso (¿«Luis el Cabrón?») reconsidere la decisión de abandonar Ourense una vez que ya secó la teta pública. No les arriendo el resultado por esta forma de defender sus derechos en las barricadas en lugar de defenderlos, simultáneamente, en los tribunales. Una jueza dictó un auto, a instancias del empresario, desalojándoles de la empresa mientras ellos se abrazan a unos políticos que, entonces en el gobierno, firmaron ayudas públicas a su excompañero de partido sin garantías de recuperarlas en el caso, como así fue, de que el empresario cogiese el dinero y escapase. Los culpables son los que potencian, con dinero público, y sin avales, una fábrica que tenía los pies de barro.