«Empecei a folga de fame porque é o último pacífico que se me ocorre»

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

FIRMAS

OSCAR CELA

Omaña, un parado sin casa y sin ayudas, duerme en la Praza Maior de Lugo y reivindica el derecho al trabajo y a una vivienda digna

04 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Xabier Omaña Casanova, natural de Outeiro de Rei y emigrado durante 15 años en Canarias, se ha declarado en huelga de hambre. Inició la protesta el sábado y pretende mantenerla hasta que su cuerpo aguante o consiga sus objetivos. Omaña lleva casi dos años sin trabajo y no tiene dónde vivir por lo que se ha instalado en un banco en la plaza Maior, delante del Consistorio, para exigir que se cumplan los artículos 35 y 47 de la Constitución Española, que garantizan el derecho al trabajo y a una vivienda digna. Insiste en que la demanda no es individual, sino que la extiende a todas las personas que están en su misma situación.

Solicitó permiso en el Concello de Lugo para instalar una tienda por las noches en la plaza Maior, que se compromete a retirar de día. La primera noche durmió en un banco, al raso. La Policía Local no le puso problemas, pero le recomendó que presentara una solicitud por escrito.

«Empecei a folga de fame -aseguró- porque é o último pacífico que se me ocorre, antes de pegarlle unha patada a unha porta e ocupar unha das miles de casas que están baleiras». «Se teño que aguntar un mes, aguanto». Xabier Omaña ingiere, según su propio testimonio, solamente agua con azúcar y limón. El kit de subsistencia lo tiene al lado de los cartones en los que escribió las razones de su protesta.

Este parado, de 32 años, que se define como simpatizante del independentismo, tomó la decisión de forma individual, aunque, según asegura, le gustaría recibir el apoyo popular. De momento lo ha encontrado en algunos miembros de Anova, que, a título individual, están pendientes de su evolución y pasan con frecuencia a verlo.

La presencia de Xabier Omaña en la plaza Maior no pasa desapercibida. Según asegura, muchas personas se acercan a preguntarle qué hace en el banco, aunque, en general, define la actitud de los transeúntes de «pasota». «Hai quen me apoia, pero tamén hai quen me di que se teño cartos para tatuaxes e para levar o pelo da maneira que o levo, tamén podo ter para vivir». «¡Como se unha cousa tivera que ver coa outra!», añade.

Omaña ya conoce los efectos de la huelga de hambre. En el año 2012 protagonizó una protesta similar junto a una coruñesa, en la isla de Fuerteventura. «Aguantamos 26 ou 27 días, que e o tempo que se manteñen os órganos sen deteriorarse. A partir de aí, é moito máis complicado». Levantaron en el límite la huelga, de la que ha quedado abundante rastro en los medios de comunicación y en Internet.