En A Ferrería, con la cultura por bandera

Jorge Lamas Dono
Jorge Lamas VIGO / LA VOZ

FIRMAS

Oscar Vazquez

El documentalista es uno de los pioneros de la reconquista de la zona alta del Casco Vello

02 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El verbo contar conjugado con el sustantivo historias es un continuo en la conversación de Javier Teniente (Vigo, 1968), porque ha hecho de ello un estilo de vida que le lleva por todo el mundo con sus máquinas fotográficas. «Nunca he dicho, de ningún lugar, aquí no volveré porque sé que si allí hay algo que contar, volveré», afirma el fotógrafo vigués, a pesar de que ha estado en el sangriento Bagdad o en dramático Haití.

Lo dice sentado en la terraza de la JTPhotogallery, situada en el reconquistado barrio de A Ferrería. «Es una nueva vía para poder mantener mi trabajo como fotógrafo documentalista y, a la vez, poder suministrar obras a la galería», señala. El lugar está cargado de encanto y sorprende a quienes no lo conocen. «Estamos a doscientos metros del centro de Vigo, la Porta do Sol, y solo se escuchan pajaritos; es el lugar donde todos los días por la mañana me tomo un café, rodeado de obras de arte, antes de comenzar la jornada», añade.

En los años cuarenta, en el barrio de A Ferrería había casi cincuenta bares donde se ejercía la prostitución. Hoy, aguarda a cerrar los dos últimos, mientras que siguen abriéndose establecimientos con orientaciones radicalmente opuestas. «Me ilusiona pensar en la reconversión que se está produciendo y creo que podrá vivirse otra edad de oro del barrio pero con la cultura como estandarte», afirma Javier.

Su fantástica aventura nació del ego fotogénico de un compañero de cordada, en sus habituales actividades montañeras. «Él tenía una cámara Nikon que yo no sabía utilizar por lo que él nunca salía en las fotos», recuerda Teniente. Después llegó su aprendizaje en un periódico, pero «tenía como miras salir fuera, viajar y poder contar grandes historias». Esas historias son humanas, pero de lugares remotos, aunque es consciente de que, salvo diferencias culturales, todos los seres humanos son iguales. «El que sufre, sufre igual en cualquier lugar del mundo y, al revés», sentencia. Quizá por ello, Javier Teniente pretende ser respetuoso con sus fotografiados, especialmente con quienes sufren. «Procuro mostrarlos lo más dignos posibles, pero las historias hay que contarlas», advierte el fotógrafo vigués.

«Recientemente, en un viaje que hice acompañado a Birmania, me había levantado antes del amanecer, en el lago Inle, y les dije a mis compañeros: ?Por esto yo soy fotógrafo?», dice, para añadir: «Soy un privilegiado, no lo cambiaría por nada; la fotografía me ha dado la vida».

La India

Y en todo ese amplio mundo, la India y el Sudeste asiático son los lugares que más le tiran. «La India es un lugar que cuando llevo un mes ya me satura y me digo que no regresaré, pero cuando vuelvo y huelo incienso ya estoy deseando volver; es un lugar mágico donde todavía puedes sentirte viajero», reconoce Javier Teniente, mientras sigue tomándose su café en ese remanso de paz que su galería.

CIUDADANOS EN SU RINCÓN javier teniente fotógrafo