Nonito Pereira: «Me habré chupado unos 3.000 conciertos, pero me falta Elvis»

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GUSTAVO RIVAS

18 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Desde 1960 llevo metido en estos líos de la música, así que algo habré aprendido». Así resume Nonito Pereira Revuelta toda una vida dedicada a una pasión de la que, si se le pregunta con qué se quedaría, no duda en contestar «los amigos que he podido hacer». Responde en el Bocatín, «mi despacho», según lo define este pionero de la prensa y la radio musical de esta ciudad. Porque es difícil definir a alguien que, pese a ser el oráculo al que se le consulta cualquier cuestión que tenga que ver con todo aquello que deriva del blues, se refiere a sí mismo como «un aficionado que algo debió hacer bien, porque me pagaron por ello».

Los inicios de esa afición convertida en profesión los sitúa en su timidez: «Como toda la gente de mi edad, empecé a interesarme por la música en los guateques. Yo era muy tímido, de los que no ligaban. Así que me ocupaba de pinchar discos». Poco después comenzaría a crear una colección de elepés difícil de superar en volumen y calidad: «Me fui a estudiar a Madrid y en el Rastro vendían los discos que salían de la base americana de Torrejón, discos que no se habían editado en España», recuerda. Lo que le resulta más complicado recordar es el número de discos que conforman su colección: «¡Yo qué sé! Supongo que alrededor de los cincuentaytantosmil. Eso sí, no me pidas que te encuentre uno en concreto, tardaría días», advierte. Fue un pionero. Llegó antes a todo en un país que iba a la cola en materia musical. «Hacíamos audiciones de jazz en el Playa Club, allá por 1968, cuando aquí era música para cuatro locos. Nos daba el amanecer escuchando discos. Y empezamos a traer artistas. Lou Bennett estuvo quince días con nosotros», rememora con una sonrisa, aunque no tarda en reconocer que «nunca gané pasta con los conciertos. Ganabas con uno y eso te permitía organizar otro. Pero poco más».

Se buscó la vida para estar al día en cuanto a las novedades que surgían en el mundo del rock. «Buscaba lugares para escuchar Radio Caroline, la emisora pirata inglesa que emitía desde alta mar. Aparcaba mi 600 frente a la torre de Hércules y se pillaba bastante bien. Me tiraba horas allí», cuenta.

Padre del Noroeste

Como periodista fundó Radio Feliz y pasó por todos los medios posibles. Tiene un recuerdo especialmente dulce de su paso por La Voz: «Estoy muy orgulloso de Voz Joven, el que fue el primer suplemento musical editado por aquí». Cuenta que el Noroeste Pop Rock lleva sus siglas y tiene buenas palabras para la edición de este año «a pesar de estar en época de recortes. A través de las redes sociales veías que venía gente de todas partes». Aunque también matiza que quedan cosas por mejorar: «Hay que conseguir que se hable de él desde meses antes. Y que los grupos locales se vayan intercalando con los cabezas de cartel y no toquen como teloneros. Es el modo de que los vea la gente, y así es como lo hicimos en las primeras ediciones», puntualiza.

No le caben las muescas en su fusil en lo tocante a conciertos: «Me habré chupado unos 3.000. Y de quedarme algún artista por ver... Bueno, sí. Me falta Elvis, pero poco puedo hacer ya al respecto». Y de cada uno de ellos conserva anécdotas que ya ha recogido en formato libro: «Pero existe una especie de pacto de silencio entre camaradas. Contamos lo que se puede contar, nada más», aclara.

Frank Zappa decía que los críticos musicales no son más que músicos frustrados. Nonito discrepa: «En primer lugar, no me gusta el término crítico. Yo soy comentarista. De lo que no me gusta, simplemente no hablo. Lo ignoro, que a veces duele más que una mala crítica. Pero es que además, lo de ser músico, lo intenté de joven. Me senté detrás de la batería a aporrear el tambor. Pero cuando me dijeron que había que tocar con los pies a la vez me dije, ?esto no es lo mío?. Pero nunca lo eché de menos. A mí lo que me gusta es escuchar música». De eso no cabe la menor duda.

«No me gusta el término crítico musical. Yo soy comentarista»