«Hay que dejar en paz a la gente con kilos de más»

Pablo Portabales
Pablo Portabales A CORUÑA

FIRMAS

Ana Prado

11 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Quedamos en el local de su amigo Marcos Meléndrez, el bar Arponera, al lado de la Domus. Nos sentamos en una mesa y, al fondo, Marcos y su grupo ensayan boleros. «Un momento, déjame escuchar», me interrumpe cada dos por tres Teté Delgado. «Si tuviera que elegir solo una cosa de las que hago me quedo con la música (es vocalista del grupo Teté y Los Ciclones). Acabo de estar de cumpleaños y vinieron a cantar unos amigos, The del Prince», comenta esta mujer que nació el 28 de junio de 1965. «El día del orgullo gay», precisa. «Fui engendrada en Malpica, nacida en Ferrol, criada en Porriño, adoptada en Santiago y ahora estoy acoruñesándome un poco por culpa de mi novio. Y eso sin contar los 16 años que pasé en Madrid», relata. «Tener la relación que mantengo con Anxo, (el novio), es una paz y una tranquilidad... Aunque nunca he estado sola porque tengo amigos, o mis padres y mi hermano, que nos queremos y nos apoyamos, es la primera vez que tengo una persona al lado tirando del mismo carro», confiesa. No se plantea ser madre. «Ahora ya no. Encontré al hombre adecuado demasiado tarde. Si tuviera más vidas una la dedicaría a tener niños», sentencia mientras Marcos se arranca con otro bolero.

Cuestión de kilos

Es muy de verano, pero no de temperaturas altas. El mar es lo que más le gusta del mundo. «Bucear me relaja, pero en Las Palmas, que aquí en Galicia te duele todo de lo fría que está el agua».

Es cáncer con ascendente leo «por el libro», pero no sigue el horóscopo. Practica deportes un tanto extraños como la tirolina, el rafting o el hidrospeed. «La verdad, no me cuido nada. Me quiero mucho pero me cuido poco», comenta Teté, que tiene en mente perder peso. «Con calma. Estoy tomando pastillas para la ansiedad y hay que ir poco a poco. Soy consciente de que el sobrepeso no es bueno para la salud pero las pastillas no ayudan», comenta esta actriz que ha tenido que adelgazar y engordar por exigencias del guion. «No soporto comentarios del tipo, ?con lo mona que eres que pena?... ¡Déjame en paz! No es un problema de dieta, sino de cabeza. ¡Cállate la boca! Hay que dejar en paz a la gente que tiene kilos de más», dice con rotundidad. «Soy excesiva en todo, en los gustos, afectos, amores, odios... Si no me tomara tan en serio todo...», reflexiona.

La popularidad

Me cuenta lo que le pasó hace unos días en una playa de Malpica cuando estaba dormida en la toalla. «Oí un grito y había una señora muy cerquita mirándome. El alarido lo había proferido su marido para que me despertase y ella pudiese comprobar que era yo. Es excesiva familiaridad. Pero anécdotas al margen, puedo hacer lo que me de la gana en total libertad. Si tuviera una popularidad como Alejandro Sanz lo llevaría fatal», comenta. Su móvil avisa de que recibió un mensaje. «Mi hermano es informático, pero a mí no me gusta la tecnología, aunque el Ipad me da la vida para el trabajo. Pero los aparatos se apagan y yo lo hago, aunque a veces en exceso, que incluso he perdido alguna oportunidad por no estar conectada», recuerda. A cada rato la conversación deriva hacia la música y su mente toma dirección a Malpica. «Es que llego allí y suspiro, se me van los demonios y me encanta ver a los primos como crecen año a año». Nos despedimos. «Voy a ver la actuación de unos amigos míos», comenta al lado de la inmensa estatua de Botero de la Domus. Tengo la sensación de haber charlado con un ciclón.

«Soy excesiva en todo: los gustos, afectos, amores y odios»