Un oso baja a la Terra Chá de Pol

Miguel Cabana
miguel cabana LUGO / LA VOZ

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El plantígrado rompió colmenas y los vecinos le vieron comer cerezas en San Martín de Lúa, al lado de Meira, a casi 100 kilómetros de su hábitat

27 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El crecimiento vegetativo del oso parece que ya ha sobrepasado al de la especie humana en muchos municipios del interior de Galicia. Quizá por esta y otras circunstancias, los plantígrados están bajando cada vez más de las montañas de Os Ancares y de Asturias, y llegan a lugares de la meseta lucense en donde las antiguas generaciones nunca los habían visto.

Eso fue lo que ocurrió ayer en el municipio chairego de Pol, que incluso limita con el término municipal de Lugo. En la parroquia de San Martín de Lúa, una vecina del barrio de Vilamide vio con gran asombro a las ocho de la mañana como un oso desayunaba a placer en un cerezo con el fruto maduro a unos cien metros de las casas. Una vez que los vecinos se acercaron al lugar, comprobaron que la hierba bajo del árbol estaba completamente pisada y que no había en el suelo ni una sola cereza madura ni podrida. Es decir, el oso no solo había comido los racimos de casi todas las ramas que colgaban cercanas al suelo, sino que llevaba días limpiando todo el fruto que cayó al prado. En el suelo se adivinaban las huellas del plantígrado aunque no muy claramente, porque el terreno está muy seco y con hierbajos abundantes, en donde las pisadas no quedaron tan definidas como si fuese en barro o tierra húmeda.

El avistamiento de ayer vino a confirmar lo que ya había advertido otro vecino, Antonio Castro, a quien en días pasados el oso le destrozó en el mismo lugar tres de las seis colmenas que tiene para proveerse de miel. El plantígrado lanzó las tres colmenas ladera abajo para que se desmontasen y saliesen rodando los panales. Luego los comió a bocados, dejando en varias planchas de cera la silueta de sus fauces perfectamente dibujadas.

Antonio advirtió al personal de Medio Ambiente, que acudió a inspeccionar el lugar en días pasados, pero su departamento no quiso hacer público ni oficial por ahora el hallazgo, ya que este pueblo próximo a Meira se encuentra a más de 50 kilómetros de distancia de las zonas oseras habituales: las montañas de Os Ancares o los picos asturianos que limitan con Galicia.

Sin embargo a nadie le extraña ya que los osos lleguen tan lejos de sus montañas, porque esta primavera se ha visto a una madre con dos oseznos en lugares de A Fonsagrada, y hace dos semanas otro oso destrozó colmenas y dejó sus excrementos en Navia de Suarna, fuera de su zona de hábitat.

A la vista de su crecimiento en los últimos años, la Xunta está en proceso de ampliación de la zona de protección del oso en la provincia de Lugo. Pero el proyecto levanta polémica, porque los vecinos cercanos a Asturias dicen que aquella comunidad paga los daños del oso al momento y con eficacia, pero no lo hace así la Xunta.