Mimos para los pies de los peregrinos

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Podólogos de Galicia asesoran a los romeros para aliviar sus dolencias

25 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«¡Ay! Es que las ampollas son el cáncer del Camino», resumen las cordobesas Alba y Fe, dos romeras cordobesas que sufrieron en carne propia el precio de su «maravilloso» peregrinaje por el Camino Francés.

Recién llegadas de Triacastela, se encontraron en Sarria con una ayuda inesperada: el Colegio de Podólogos de Galicia, en colaboración con la empresa Pedirelax, instaló en esta localidad lucense un puesto en el que ofrece información sobre las medidas a adoptar para evitar lesiones y la aparición de las habituales llagas. Ese trabajo se compagina en ocasiones con una asistencia gratuita a los caminantes más dañados, pero solo cuando hay algún podólogo en el puesto.

«Fue una grata sorpresa encontrarnos con esto en plena ruta -se entusiasma Alba-, ¡y cuando teníamos los pies más que reventados por las ampollas! Además de ser una cura milagrosa, nos sirvió para tomar precauciones sobre el cuidado de los pies en las que antes ni siquiera pensábamos», admitió la cordobesa después de que le pinchasen las ampollas y le vendasen los pies.

El cuidado de los pies es esencial, y mucho más en el caso de los peregrinos que los utilizan como único medio de transporte hasta Santiago, cubriendo etapas de veinte kilómetros bajo un intenso calor y por zonas agrestes en muchos casos. Los romeros que ayer pasaron por Sarria tuvieron el privilegio de ser atendidos por el vicepresidente del colegio de podólogos, Ángel Domínguez. «Cada vez es más habitual que la gente sea muy consciente de los peligros que supone no adoptar precauciones en el cuidado de los pies cuando realizan una caminata, y por eso casi todos los problemas que detectamos son de poca importancia, como ampollas o erosiones. Las lesiones serias apenas se ven».

Para este experto, «es importante que la gente conozca lo que podemos aportarle, y el Camino es el mejor altavoz para nosotros», añade al tiempo que alerta sobre las «botas de montañismo» con las que andan algunos romeros y que son «fuente de problemas».

La reacción de los peregrinos es muy positiva. Pocos son los que se resisten a parar para escuchar las recomendaciones de los especialistas y, en muchos casos, recibir una cura salvadora. La experiencia durará hasta mediados del próximo mes y ya no volverá a repetirse hasta dentro de un año.