El almirante que paró el 23-F en Ferrol, en el olvido

Francisco Varela FERROL / LA VOZ

FIRMAS

Diez entidades han solicitado que se le reconozca a Romero Moreno los méritos dándole su nombre a una calle o plaza

02 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La conmemoración del Día de las Fuerzas Armadas obliga a recordar la figura del almirante Miguel Romero Moreno, que ocupaba la Capitanía General de Ferrol en ocasión de la intentona golpista del 23-F y cuyos méritos, en favor del mantenimiento del orden constitucional, todavía no han sido reconocidos.

Una decena de asociaciones y entidades, entre vecinales, SAF, o el Casino Ferrolano, se dirigieron a la alcaldía durante el anterior mandato municipal. El expediente de reconocimiento de honores y distinciones del almirante había arrancado, si bien permanece en hibernación.

Realmente fue una figura muy discreta, pero pieza del entramado montado por el general Gutiérrez Mellado en España para neutralizar los intentos de involución en las Fuerzas Armadas. Miguel Romero, que falleció en el 2007, se aplicó con destreza a la tarea desde su cargo de capitán general, un puesto actualmente ya inexistente. Ferrol vivía en los prolegómenos del 23-F gran agitación de extrema derecha, tanto en la vida civil como en el seno de los cuarteles. La Capitanía a la que accedió Miguel Romero había sido ocupado por almirantes como De la Guardia y Oya, claramente golpista. Ya en su puesto en Ferrol, Miguel Romero acabó con los últimos remilgos de no utilizar la bandera constitucional en todas las dependencias.

La mañana de la intentona golpista de Tejero lo sorprendió en el coche oficial rumbo a Marín, para una visita rutinaria. Nunca se sabrá si la radio del vehículo no funcionaba por sabotaje o por avería. Su secretaria en Ferrol llamó al puesto de la Guardia Civil de Ordes para que lo parasen en plena carretera y le indicase que tenía que llamarla. De regreso, tomó el mando de la situación y Ferrol no dio que hablar como otras capitanías.

El historiador Enrique Barrera, que estudió el episodio, indica: «No conviene devaluar la importancia que para la causa constitucional tiene la presencia de este militar en Ferrol en el 23-F». Recordó también que Romero Moreno mantuvo su discreción y apenas concedió entrevistas. El también historiador Guillermo Llorca sugiere que que «este ferrolán de adopción que se mantivo leal» es merecedor de un reconocimiento institucional. Porque Miguel Romero era hijo de un ferroviario, se hizo ingeniero y luego ingresó en la Marina. Esta formación universitaria y el contacto con otras Marinas de países democráticos influyeron en él. Le tocó también lidiar con el post23-F, con los golpistas presos en la cárcel militar de Caranza y La Palma.

MOVIMIENTO SOCIAL PARA SU RECUERDO