«En conventos como el de Ferreira no había boticas»

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

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Álvarez Soaje hablará en Pantón sobre las antiguas farmacias monásticas

31 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Miguel Ángel Álvarez Soaje, farmacéutico y doctor en historia de las ciencias, dará hoy una conferencia en la casa consistorial de Pantón -a las 20 horas- sobre las boticas de los monasterios gallegos, cuya historia está investigando desde hace bastante tiempo. Álvarez Soaje es también autor de varias guías de senderismo.

-¿El monasterio de las Bernardas de Ferreira tuvo botica?

-No, porque no consta que los monasterios femeninos tuviesen sus propias boticas. Estos se abastecían de medicinas en las boticas no religiosas de las localidades más cercanas, en este caso seguramente en Monforte. Sí las hubo en otros cenobios de la Ribeira Sacra, como Santo Estevo de Ribas de Sil y Montederramo, e incluso se conoce su ubicación dentro de esos edificios. También sabemos bastante sobre las de Samos, Oseira, Sobrado dos Monxes, San Clodio de Leiro o San Martín Pinario. Habría que ver si hay documentación sobre San Vicente do Pino, en Monforte.

-¿Hasta dónde se puede retroceder al reconstruir su historia?

-La información histórica que tenemos sobre las boticas de los monasterios gallegos es sobre todo de los siglo XVII y XVIII. Antes de esa época es difícil saber nada. Del siglo XIX tampoco se conserva mucho, porque con la invasión francesa y las desamortizaciones la mayoría de los conventos cayeron en el abandono y lógicamente también se perdieron sus boticas.

-¿Qué formación tenían los boticarios monásticos?

-Tenían un nivel muy bueno y rivalizaban con los boticarios seglares. La legislación de esa época sobre la profesión farmacéutica afectaba tanto a unos como a otros y los monjes boticarios también tenían que pasar un examen para poder ejercer como tales. Los remedios que se preparaban por entonces tenían más base científica en unos casos que en otros, claro, pero los boticarios monásticos tenían tanta capacidad como los demás y algunos escribieron tratados de farmacopea que fueron obras de referencia.

-¿Comerciaban con esos productos fuera de los monasterios?

-Sí, hasta el punto de que en el siglo XVII el Papa llegó a dar órdenes para restringir ese comercio, que era una fuente importante de ingresos económicos. Las boticas monásticas estaban junto a las entradas de los monasterios y tenían puertas y ventanas hacia el exterior para vender sus productos, que eran especialmente apreciados. Pasaba un poco como pasa ahora con los dulces y pastas elaborados en los conventos, que tienen un prestigio particular.

-¿Qué tipo de medicinas podían elaborar?

-En estas boticas se fabricaban productos para tratar dolencias de muchos tipos: analgésicos, antitusivos, laxantes, colirios para los ojos... Se usaban mucho las plantas medicinales que cultivaban en sus propios huertos, pero también preparados químicos que adquirían en otros lugares.

-En Samos se inauguró hace algún tiempo una reconstrucción museística de la botica monástica. ¿Hay otros conventos gallegos donde pueda verse cómo eran?

-En el monasterio de Oseira también se ha recreado la botica y el próximo día 13, precisamente, se va a inaugurar una reconstrucción de un huerto monástico de plantas medicinales, un proyecto del que se encarga la Academia de Farmacia de Galicia.

miguel álvarez soaje farmacéutico