Cesión de fincas, último cartucho para el regadío Val de Lemos

Carlos Cortés
carlos cortés MONFORTE / LA VOZ

FIRMAS

Los regantes piden a los dueños de parcelas a monte que les cedan su uso a cambio de pagarles ellos las cuotas de uso del agua

13 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Pagar tasas anuales por un terreno a monte o ceder su uso para que otros lo aprovechen. Ese es el dilema que tienen que resolver cientos de propietarios de parcelas agrarias dentro del área de influencia del regadío Val de Lemos. La comunidad de usuarios, formada por los pocos ganaderos y agricultores que sí riegan, trata de sacar adelante un complejo proceso de acumulación de terreno para ganar productividad con la que hacer frente al pago de las tasas por un canal infrautilizado, que en la situación actual es imposible de rentabilizar.

En síntesis, lo que la comisión de regantes quiere es poner en uso las parcelas agrarias que el abandono del campo ha ido dejando a monte. Y eso es mucho terreno. Según los últimos cálculos, de las 5.000 hectáreas regables proyectadas para los municipios de Bóveda, A Pobra do Brollón, Monforte, Pantón y Sober en los años cincuenta y sesenta, en la campaña 2012 no había en producción más que quinientas. El plan pasa por movilizar este año alrededor del 40% del total posible y dejar el resto para la campaña del 2014.

Los usuarios del canal de regadío pusieron en marcha una campaña informativa hace cerca de un mes. En estos momentos, han celebrado ya dos asambleas en Bóveda y Monforte, para los propietarios de fincas de estos dos municipios y el de A Pobra. El miércoles se celebrará la última, en Sober (Casa da Cultura, 16:00 horas) para los de este municipio y Pantón. Querían hace una específica para Pantón, pero no fue posible. Los regantes están contando con los alcaldes para que les ayuden a mover a la gente, y en el de este último municipio no pareció interesado en colaborar. «Ao parecer, argumenta que no seu concello hai moi poucos regantes, pero iso é entender o asunto xusto ao revés», se queja Alicia Toirán, la presidenta de la comisión de regantes.

Lo que están explicando en estas reuniones es que la cesión del uso de terreno le interesa precisamente a quienes no le estén dando ningún uso. El primer beneficio que sacarían si firman el contrato de cesión es que la comisión asume por ellos el deber de pagar las tasas. Además recibirían un porcentaje de los beneficios que genere el cultivo de sus parcelas, pero eso solo más adelante, cuando se recupere la inversión precisa para ponerlas en uso.

El dinero necesario para eso lo pondrían las empresas con las que han contactado los regantes, interesadas en reunir fincas de gran tamaño para cultivar cereal.

Un proyecto sin alternativa

La sensación que sacan de las primeras reuniones los promotores de este proyecto es buena, pero todavía resulta pronto para saber cuánto terreno conseguirán reunir en esta campaña agrícola. Aún no hay fecha para la apertura de la temporada de riego, pero si las condiciones climatológicas son las normales, no se demorará mucho más de la mitad de junio.

Si este proyecto falla, la alternativa no está nada clara. Los agricultores y ganaderos que todavía usan el regadío dicen no poder pagar el precio puesto por el Ministerio de Medio Ambiente para utilizar el agua. Pero la comisión de regantes está atada al compromiso de pagar para que el Estado recupere la inversión hecha en la construcción y el mantenimiento del regadío, una condición que acabó haciéndoles descartar el abandono voluntario de la infraestructura que habían planeado a finales del año pasado.