La reprobación del alcalde tenía un precio

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

FIRMAS

13 may 2013 . Actualizado a las 14:01 h.

Al pleno de la reprobación del pasado jueves en el Concello de Ourense tan sólo le faltó la banda sonora de La muerte tenía un precio, del mítico Ennio Morricone. La crítica planteada por el PP (11 ediles) y apoyada por Democracia Ourensana (2) fue rechazada por el PSOE (11 ediles) y el BNG (3). Así es la democracia y no hay nada que objetar. En el acta del pleno quedará el rechazo a reprobar la utilización de dinero público para sufragar el whisky, ron y ginebra con el que se celebró que un exalcalde de Ourense saliese en libertad tras ser imputado por delitos de cohecho y prevaricación y tras imponerle la jueza una fianza de 6.000 euros. ¿Qué llevó al BNG a evitar esta crítica ética? ¿Por qué dijo su portavoz que con el perdón, la devolución del dinero de los «gastos impropios» y el ambiguo «alguén terá que irse á casa» les era suficiente? He pasado por el Gadis (lugar en el que se hicieron los gastos) para calcular el precio del apoyo del BNG al PSOE. Y resulta que haciendo la suma (una botella de whisky 100 Pippers, 11,65 euros; dos de ginebra Bombay, 22,98; una de ron Cubay, 6; dos lotes de tónica Blue, 4,78 y uno de cervezas Coronita, 7,14), sale un total de 52,55 euros. Un billete de 50 es el precio teórico que le puso el BNG al afeamiento de la conducta del alcalde y los suyos. Vendieron a la ciudadanía, que clama contra estas actitudes, por un plato de lentejas. La oposición del Bloque a censurar a un alcalde que gasta el dinero de los contribuyentes en alcohol y mariachis, tenía un precio. Un precio tan mísero que parece imposible que una organización que clama en el Parlamento y en la calle contra los excesos de la derecha pudiese doblegarse ante los excesos de la izquierda. Hay que buscar otras razones y otras plusvalías. El coste del apoyo nacionalista al PSOE no está en los tiques del Gadis y sí en los dineros que manan del Concello y que les permiten pagar una céntrica sede y las nóminas de los cargos de confianza y militantes que todavía quedan en el gobierno de Ourense tras la ruptura de la coalición PSOE-BNG. La estructura de poder que habían tejido durante la cohabitación sigue incólume en el Concello. Se fueron del gobierno pero dejaron colocados a los suyos a los que el PSOE apenas tocó. Y ese dinero le importa al Bloque mucho más que la vergüenza que sintieron ourensanos, gallegos y españoles cuando se enteraron que el dinero público de los contribuyentes de Ourense lo dedicaban los políticos del gobierno a ron, whisky y gin tonics.

La frase Es de Antonio Beteta, secretario de Estado de Administraciones Públicas, al anunciar que en Ourense se ensayaría la reforma de la administración local que impulsa Rajoy: «La Diputación de Ourense es un ejemplo de gestión y de racionalización del gasto». ¿Miopía, inoportunidad o piropo envenenado? Con lo que aún pende de los tribunales, la ejemplaridad tendría que haberla puesto en futuro.