Un segundo

Roberto Antón

FIRMAS

05 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Un segundo es tiempo suficiente para cambiar el rumbo de nuestras vidas y todos hemos vivido situaciones donde hemos sido conscientes de cómo puede cambiar todo en ese corto lapso de tiempo. En la mayor parte de las ocasiones esos momentos decisivos tienen consecuencias reparables, pero en otros momentos nuestras vidas cambian irremediablemente.

Cuando algo así sucede, cuando como consecuencia de lo sucedido en ese segundo cambian para siempre nuestras vidas, tenemos siempre dos posibilidades. O convertir lo sucedido en una oportunidad o convertirlo en una pesada losa que lastre para siempre nuestro futuro.

La historia está repleta de acontecimientos trágicos que se han convertido en excelentes oportunidades y han tenido como consecuencia grandes cambios. Así lo relata en su famoso discurso Steve Jobs en la Universidad de Stanford, donde realizaba un recorrido sobrecogedor sobre episodios dramáticos que le sucedieron a lo largo de su vida, y de cómo cada uno de esos acontecimientos se habían convertido en oportunidades para desarrollar su carrera profesional y personal. En un momento señalaba «vive todos los días como si fuese el último, y algún día estarás en lo cierto».

Quizás uno de los denominadores comunes de este tipo de situaciones, es que cuando uno está tan próximo a la muerte, y es consciente de su presencia, capta la verdadera esencia de la vida, lo efímero de la misma, y diferencia lo realmente importante, ya que ante la muerte todos estamos desnudos, y justo es en esos momentos cuando desaparecen los miedos, ya que es en esos momentos cuando somos realmente conscientes de que ya no hay nada que perder y las pequeñas dificultades del día a día se vuelven irrisorias para una persona que ha visto cruzar a la muerte a unos milímetros de distancia.

Es por esa razón, por la cual se producen grandes cambios, ya que una persona que ha superado una situación así, ha dejado a un lado sus miedos y se encuentra preparada para luchar contra las dificultades que sobrevengan, sin ataduras, y mostrándose tal y como es, ya que sabe que algún día será el último. Por ello intentará vivir todos los días como si lo fuese.