La mayoría de los detenidos de la trama del Tara quedaron libres

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

FIRMAS

Dos de las cuatro mujeres detenidas en la operación, ayer en los juzgados.
Dos de las cuatro mujeres detenidas en la operación, ayer en los juzgados. PRADERO< / span>

Las denunciantes dijeron que estaban sometidas a un clima de terror

21 abr 2013 . Actualizado a las 12:25 h.

La mayor parte de los integrantes de la trama de presunta explotación de mujeres en el club de alterne Tara, de Guntín, descabezada por la sección de extranjería de la comisaría lucense, quedó en libertad tras prestar declaración a lo largo de toda la jornada de ayer ante la jueza Pilar de Lara Cifuentes. Anoche quedaba por decidir la situación procesal del que se consideraba como principal cabecilla, el propietario del establecimiento. Este empresario de la noche llegó a tener hace años otra club en Os Pinos, en Castro de Rei.

La operación fue coordinada, por la inspectora responsable del departamento de extranjería; el que, en su momento, descabezó la jueza De Lara Cifuentes en el marco de la Carioca. Es la primera intervención en materia de clubes de alterne, al menos que trascendiera, que lleva a cabo la policía lucense desde la anterior macrooperación promovida por la magistrada.

La policía lucense actuó en este caso como consecuencia de las denuncias presentadas por dos mujeres que trabajaban en el club Tara. A raíz del operativo puesto en marcha fueron registrados varios pisos y, finalmente, acabaron siendo detenidas cuatro mujeres y el supuesto responsable del club.

Las dos denunciantes relataron pormenorizadamente las condiciones en las que eran obligadas a trabajar en el Tara. Algunos de los abogados explicaron que, en ningún momento eran obligadas a prostituirse ya que acudieron voluntariamente al club. Una de ellas se encontraba en León y otra en la provincia de Pontevedra donde llegó a tener varios trabajos ajenos por completo a la prostitución. No fueron, añadieron, captadas con engaño en Brasil. También apuntaron que las condiciones de estancia en el burdel de A Veiga eran similares a las que tienen establecidos otros negocios de esas características.

Debajo de la cama

El relato de las denunciantes, sin embargo, se basaba en el clima de terror que supuestamente tenían dentro del establecimiento. De hecho, alguna llegó a ocultarse en ocasiones debajo de una cama. Según expresaron, hubo momentos en que se produjeron agresiones. Una de ellas llegó a ser agarrada fuertemente por el cuello.

A algunas de las detenidas les imputan un allanamiento de morada debido a que tenían un piso de alquiler en Lugo y, después de dejarlo, volvieron a entrar en el mismo. Era para recoger sus cosas, según precisó un letrado.

Las denunciantes expresaron en la denuncia que la explotación a la que estaban sometidas en el Tara era más que evidente. Una de ellas reveló que tenía que pagar 20 euros al mes por poder disponer de un mando de la televisión. Además, relataron que tenían que pagar por las sábanas que utilizaban cuando realizaban servicios por los clientes y denunciaron que, incluso, eran obligadas a trabajar en los días en que tenían la regla.

Las afectadas hicieron hincapié en sus relatos en que consideraban que estaban mal alimentadas, a pesar de que tenían que pagar una cuantía al mes por la manutención. Una de ellas dijo que había ocasiones que no podían comer cuando querían.

Tampoco estaban satisfechas con la atención que recibían cuando se encontraban enfermas. Tenían problemas para abandonar el local porque si lo hacían sin permiso del jefe o de la encargada o bien era amenazadas o agredidas a la vuelta o bien tenían que pagar multas de entre 30 y 40 euros.

Precios conocidos

Una de las mujeres tuvo que dejar en caja más de la mitad de lo que le cobró a un cliente cuando realizó una salida al exterior. El propietario del establecimiento, en su declaración, puso de manifiesto que los precios estaban establecidos previamente y que las mujeres los conocían de antemano. Asimismo explicó que él no obligaba a nadie a ejercer la prostitución.

Un letrado explicó que una de las acusaciones por robo con fuerza, efectuada por la policía, se debía a que una de las mujeres se llevó una botella de cerveza de uno de los pisos que usaba con otras compañeras.