Galicia saca petróleo de Dubái

Pablo Gómez Cundíns
Pablo Gómez REDACCIÓN / LA VOZ

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Míchel Salgado y Pablo Coira desarrollan allí una academia de fútbol de élite

20 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Si existe oro negro en la cantera de fútbol de Dubái, si hay talento en el balompié del Golfo Pérsico, será Galicia quien lo haga explotar. Los exfutbolistas Míchel Salgado (As Neves, Pontevedra, 1975) y Pablo Coira (Vilagarcía de Arousa, 1979) desarrollan desde hace semanas la Dubái Sports City, una academia de alto rendimiento en la que el excéltico será su director deportivo y el que fuera campeón del Mundo sub-20 con España, su más estrecho colaborador.

Golf, críquet, rugbi, natación y hockey también forman parte del ambicioso proyecto dubaití, dispuesto a formar deportistas de élite de talla mundial. «Aquí no se permiten extranjeros en el futbol base de los clubes, por eso se crean estas academias», explica Coira. «Tenemos categorías desde sub-6 hasta sub-16 y queremos implantar la filosofía del fútbol español», añade.

«Dubái es un país emergente en lo futbolístico, pero está a años luz de España a nivel organizativo. Para eso hemos venido. Aquí los niños no viven el fútbol como en España, se lo toman con mucha más calma. Pero disponemos de unas condiciones de trabajo e infraestructuras que en España no las encuentras ni en los grandes clubes. Debemos explotar esos recursos al máximo», concluye. Completan el equipo de trabajo, dos extécnicos del Real Madrid, Iñaki Beni y Carlos García.

Exportación de la cantera

El Dubái Sports City fue sede de concentraciones de equipos como el Swansea galés o el Anzhi ruso en su apuesta por la expansión internacional, que incluye introducir su cantera en Japón, China, Estados Unidos y Europa.

Entre tanto, Pablo Coira se adapta a marchas forzadas a un país que acoge el edificio más alto del mundo (el Burj Khalifa) y el centro comercial más grande jamás construido (el Dubái Mall). «Debido a las temperaturas, es el centro de actividad cotidiana en una semana que empieza el domingo y termina el sábado», explica. «Aunque lo más sorprendente es ver cómo crece una ciudad en medio del desierto. Prácticamente necesitas coche para todo. Saliendo un poco de las zonas céntricas, apenas hay aceras y tienes que caminar por la arena», describe. «La burocracia es extremadamente lenta y de momento no hace mucho calor, de modo que lo que más me está gustando es el sol», concluye.