Antonio Couceiro: «Lo último que haría en mi vida sería volver a la política»

FIRMAS

GUSTAVO RIVAS

14 abr 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Es fiel al bigote. «Aunque han ido desapareciendo, yo me lo dejé en la mili con 21 años y no me lo quitaré. Quiero ser un abuelete de bigote blanco», comenta con simpatía. Tiene dos hijos. La mayor, de 28 años, es psicóloga y está destinada en Villajoyosa, Alicante. El pequeño, de 24, estudió en Cesuga, hizo algún máster y está de becario en Coca-Cola Madrid. Bigote sí «pero, por el momento no hay perspectiva de ser abuelo», apunta sonriente. Antonio Couceiro es un hombre vital. Le gusta madrugar. «Lo primero que hago al despertarme es dar gracias a Dios por lo que tengo», asegura. Lee La Voz de pe a pa y hasta resuelve los pasatiempos. «Todos los días hago el damero y el autodefinido». Tiene 57 años. «Soy del 55, como Mariano Rajoy. Una buena cosecha, no sé si excelente», asegura sin olvidar sus siglas. Desde hace una década es director general de Begano tras su paso por la política. Fue conselleiro de Industria seis años y presidente de la Autoridad Portuaria tres. En la barra del Central Park de la plaza de Vigo recordamos cuando se bañó en Oza, al más puro estilo don Manuel en Palomares, para demostrar que los lodos no eran contaminantes. «No me arrepiento de aquellos años. Mi experiencia fue extraordinaria. La posibilidad de poder hacer. Desarrollar esa actividad desde la profesionalidad y la honradez...», reflexiona. Pero sobre un posible regreso a la vida pública se muestra tan contundente como con el asunto del bigote. «Lo último que haría en mi vida sería volver a la política. Mi día más feliz en política fue cuando lo dejé», afirma con rotundidad.

Vida deportiva

Martes, jueves y sábado acude al gimnasio a primera hora de la mañana e incluso algunos días realiza una tabla de ejercicios en casa. El rugbi, su gran pasión, lo dejó de practicar hace dos años a raíz de romperse la clavícula en un partido de veteranos. «Sigo siendo socio del Crat y me gusta ver los partidos del 6 Naciones», comenta. Se considera un buen comedor, aunque no cocina nada. Asegura que come, de siempre, con Coca-Cola, y no por ser ahora director general de Begano. «Es verdad, aunque no renuncio al vino». En invierno le gusta escaparse a Canarias y en verano a Santa Pola. «La familia de mi mujer, con la que llevo más de 30 años, es de Valdepeñas y siempre veraneaban en esa zona. Mis suegros ya murieron, pero seguimos yendo». Me habla de las baladas de Luis Miguel. «Me gusta tararear canciones en la ducha. En el gimnasio son muy conocidas mis interpretaciones».

Viste traje y corbata. Pide una tónica premium Seagram´s, como no, que distribuye su empresa. «Nuestra fábrica es de futuro y la Coca-Cola de A Coruña tiene un sabor especial gracias al agua», confirma en la plaza donde jugó de pequeño.