Arte geométrico y metafísico

Jerónimo Martel OURENSE

FIRMAS

Santi M. Amil

Escultura de A. Blanco y pintura de Álvarez Domínguez

11 mar 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

En el Museo Municipal y hasta el 31 de marzo, ofrecen una exposición compartida el escultor Antonio Blanco (Xunqueira de Espadañedo, 1955) -que también expone dibujos- y el pintor Álvarez Domínguez (Joselito, familiarmente Lito, A Rúa 1959). La obra expuesta son 16 esculturas con 5 dibujos, en pastel y tinta, de Antonio y 16 pinturas de Lito.

Antonio es un artista multidisciplinar: escultor, restaurador de arte sagrado, ceramista, pintor y grabador. Nos recuerda a los viejos maestros del renacimiento por su polifacética obra.

El planteamiento geométrico de sus obras (cubismo) atemperado por un cierto surrealismo, denota la influencia adquirida de su convivencia artística en el País Vasco durante el año 1975 con una serie de artistas entre los que destacan los escultores Chillida y Miguel Muñoz. La serie de esculturas en barro cocido, muestran su clara tendencia a la figuración que se contrapesa con las de madera policromada, donde predomina la abstracción. Su muestra de dibujos, de una peculiar belleza, ofrece una figuración geométrica que se explica en cada uno de los títulos de la muestra (Composición I y II, La Creación, La Vida y El Tormento) y que nos animan a una reflexión personal. Esta parte de su creación artística tiene su fundamento en los estudios que realizó en la Escuela de Artes y Oficios de la Diputación de Ourense y que continuó en la Escuela de Bellas Artes de Bilbao. Así como no sobresale la calidez de los colores que utiliza en sus dibujos, es en cambio admirable y sorprende a la vez la maestría con que utiliza los azules, verdes y amarillos en la policromía de sus esculturas.

Hablando de éstas, resulta curioso que Antonio haya transformado en una de sus esculturas, Calvario -que representa a Cristo crucificado situado entre los dos rostros del buen y el mal ladrón- la idea que el gran Bernini plasmó en una pareja de cabezas, Ánima beata y ánima dannata, en mármol blanco y que son propiedad de la Embajada de España ante la santa Sede en Roma. Pues bien, sintetizando el discurso y para decirlo en una sola palabra, Antonio es un futurista. Los objetos representados, tratados sin anécdotas, así como los personajes de apariencia mecánica, nos muestran los rasgos distintivos de aquel movimiento italiano de comienzos del siglo XX mitificado por Marinetti, aquel teórico del arte: «una obra de arte debe ser agresiva? Un automóvil rugiente es más hermoso que la Victoria de Samotracia».

Pintura metafísica

Álvarez Domínguez, autodidacta, es un brillantísimo pintor. El crítico gallego Francisco Pablos dice de su pintura: «Todo está nesta pintura imaxinativa, colorista, por momentos solanesca, de construcción minuciosa, de pincelada firme e meditada a un tempo? Estamos, sen dúbida, ante un artista importante que é, ademais un bo pintor». Para mí, fundamentalmente los cuadros de Lito son pintura metafísica trasladada a la actualidad y enmarcada, sin embargo, en una impronta risueña, florida e incluso un tanto surrealista.

Carlo Carrá dio el nombre de pintura metafísica al movimiento que surgió en la pintura italiana entre los años 1917 y 1921 y al principio reunió a un grupo de pintores movilizados por la guerra europea que se conocieron en el hospital militar de Ferrara. En sus obras plasmaron un mundo utópico, descarnado y mecánico. El sello identificativo de esta pintura colocó en los cuadros figuras, maniquíes rodeados de espacios arquitectónicos depurados y desiertos. Es esto mismo lo que veo en las obras expuestas: Jardín de cerámicas, Jardín Barco de Valdeorras. Taller de Torino, Mujer sentada. Si bien los pintores metafísicos confirieron a los objetos una vida interior, las formas expresadas por Antonio, perfiladas mediante un trazo acusado, se hallan sometidas a una intensa iluminación colórica que atrae la curiosidad del visitante.