La crisis tiene una doble influencia sobre los programas de posgrado que ofrecen los centros universitarios. La más perceptible, por ahora, es que debido a que las perspectivas de encontrar un trabajo nada más terminar la carrera son limitadas, son cada vez más los estudiantes que optan por seguir un año más estudiando y, de paso, especializarse y mejorar el currículo. En este sentido, muchos universitarios optan por alguna de las alternativas que se ofertan en su propia facultad, sobre todo desde la puesta en marcha del plan Bolonia, que ha hecho que la mayor parte de los centros cuiden con mimo los programas de posgrado. Dos ejemplos de ello son la Escuela de Ingeniería Informática, que oferta ya el grado y el posgrado de la misma especialidad, o la Facultad de Derecho, con el grado en esa materia y el máster de abogacía. Se prevé, además, que estas opciones sigan sumando alumnos a medida que se incremente el número de graduados (los que sustituyen a los antiguos licenciados). A finales de este curso saldrán ya las primeras promociones.
La otra cara, sin embargo, es la que se refiere al coste económico que supone continuar estudiando en la universidad durante más tiempo. El precio medio de un posgrado en la de Vigo es de 1.200 euros, lo que supone un esfuerzo para muchas familias que hayan visto reducidos sus recursos.
El perfil
Aunque el grueso de los alumnos proceden del propio centro, hay cada vez más profesionales en activo que se matriculan en los posgrados con la intención de ampliar estudios o acceder a programas de doctorado.