«Setenta niños mueren cada año en España en centros educativos»

María Cuadrado Fernández
MARÍA CUADRADO VIVEIRO / LA VOZ

FIRMAS

Este viveirense es enfermero, docente y formador en emergencias por toda España

18 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Este fin de semana impartió en Bilbao un curso de soporte vital básico y desfibrilador semiautomático a policías, enfermeros, médicos y público general, y los días 23 y 24 repetirá experiencia en Compostela. David Peña Otero (Viveiro, 1985), enfermero del área de urgencias y emergencias del Hospital Gregorio Marañón y profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, también es socio fundador y el responsable de formación de Esforem, una escuela de formación en emergencias.

-¿Qué le impulsó a crear con su socio Esforem?

-Se crea por la inquietud de varios trabajadores de la sanidad que consideramos que la formación en el ámbito del soporte vital básico y de reanimación a las personas es fundamental, basándonos en que una buena actuación por parte de personal que se considera lego (gente de la calle) es fundamental antes de la llegada de los servicios de emergencias para que una persona pueda sobrevivir. Somos parte de las emergencias, vivimos de las emergencias y siempre procuramos la excelencia del cuidado del paciente. Damos formación de calidad y basada en la enseñanza con normativa europea que se basa siempre en la práctica.

-¿Qué público asiste a los cursos que ustedes imparten?

-Un 40 % de nuestros alumnos es personal lego (no tiene conocimientos sanitarios); un 20 % son primeros intervinientes, como policías, guardias civiles, efectivos de Protección Civil o bomberos, y el otro 40 %, son sanitarios. Dentro de este 40 %, en torno a un 30 % son técnicos de emergencias, otro 30 % son personal de enfermería y el resto (40 %), son médicos, auxiliares, fisioterapeutas...

-Aunque es una empresa relativamente joven, ya imparten cursos por toda España...

-Estamos a nivel estatal peninsular, todavía no hemos salido a las islas. Empezamos en Madrid por ser el sitio más céntrico y aquí, en Madrid, llevamos también ocho institutos cardioprotegidos y seis centros de educación infantil, una iniciativa que cada vez cobra más peso. La gente se va concienciando. En Galicia salió recientemente la licitación a través de la Diputación de Pontevedra para proteger todas las instalaciones deportivas. En Viveiro estudian cardioproteger con desfibriladores el propio concello, las playas..., pero de momento no tenemos confirmación ni negación del proyecto que presentamos.

-¿Los ciudadanos, a nivel general, tenemos suficiente formación para atender emergencias?

-El desfibrilador es una herramienta muy sencilla y fácil de usar. Hay un estudio de Noruega que revela que niños de 9 años consiguen manejarlo tras seis horas de formación, y aumenta la supervivencia de Noruega en un 14 %. Uno de cada mil niños sufre una cardiopatía no conocida; en algún momento de su vida va a debutar con una muerte súbita. Un caso muy conocido fue el de Antonio Puerta. Ante un caso de estos, si no hay un desfibrilador cerca o no te proporcionan una descarga en menos de 7 minutos no hay posibilidad de sobrevivir. Setenta niños mueren cada año en España en centros educativos. El último fue el de Oleiros.

«Un desfibrilador cuesta 1.000 euros ¿no es un coste asumible por salvar una vida?»

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