«El Alzhéimer es como una muerte en vida para las familias»

Elena Larriba García
Elena Larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

FIRMAS

El centro público de día, que gestionará Afapo, comienza a funcionar esta semana

20 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

José Manuel Fontenla Redondo (Campo Lameiro, 1956) preside la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Pontevedra. La Consellería de Benestar adjudicó a Afapo la gestión del primer centro de día público de atención a las personas que sufren esta demencia. Casi nueve años ha habido que esperar para su apertura y, por fin, empezará a funcionar esta misma semana con los primeros pacientes y de forma progresiva, en sus modernas instalaciones de O Gorgullón.

-Esta era una reclamación histórica. ¿Por qué esa tardanza?

-Este centro forma parte de la red pública que creó la Xunta en el 2008 en todas las ciudades gallegas. La última que quedaba era Pontevedra y se retrasó por un problema de luces traseras en la ejecución de las obras de habilitación del local que cedió el Concello. Eso paralizó casi tres años la apertura de este servicio, que debería estar funcionando desde el 2009. Y sí, era una reclamación histórica, independientemente de que fuéramos nosotros los adjudicatarios o no.

-También se retrasó la adjudicación por los recortes en la financiación ¿no?

-Hubo una paralización del concurso por problemas de reducción del presupuesto y se volvió a convocar con menos plazas de las previstas para compensar esa reducción presupuestaria.

-¿Qué ventajas tiene que le hayan dado la gestión a Afapo y no a otras empresas privadas con las que compitieron?

-La consellería está más por la labor de conceder la gestión de este tipo de centros a las asociaciones de Alzhéimer porque somos entidades sin ánimo de lucro que estamos en contacto con la realidad de la enfermedad y no solo nos ocupamos de la atención al paciente, como haría una empresa privada, sino de los familiares que también la sufren y de qué manera.

-¿Cuántas personas van a ser atendidas en este centro?

-Son 28 plazas completas de 8 horas de atención diaria, pero realmente habrá treinta y tantos enfermos, porque algunos optarán por la media jornada de 4 horas y dos sumarían uno. La capacidad real del centro es para 40 pacientes a jornada completa, una ampliación que se podría hacer en el futuro.

- O sea, que hay varias modalidades de usuarios y horarios.

-Son tres las alternativas. Jornada completa de 8 horas, de 9.30 a 17.30, con desayuno, comida y merienda. Media jornada de 4 horas, de 13.30 a 17.30, con comida. Y media jornada de tarde, desde las 16 a las 20 horas.

-¿Es larga la lista de solicitudes?

-La selección de los pacientes es exclusiva de la consellería, nosotros no tenemos ni arte ni parte en la admisión de enfermos. Una vez que nos envían los expedientes de las personas admitidas, es cuando nosotros nos ponemos en contacto con las familias para explicarles el funcionamiento del centro y las distintas opciones. Desconozco la lista de solicitantes, pero es muy grande, todos de Pontevedra y comarca.

-¿Cuáles son los criterios de selección?

-La Xunta se rige por la Ley de Dependencia. El expediente es muy completo y entre los criterios está el grado de la enfermedad, la situación del enfermo, de la familia,con quién vive, quién lo cuida. Supongo que las situaciones más complicadas son las que tienen preferencia.

-¿También se mira la renta?

-Sí, pero aquí viene gente de todo tipo, en cuanto a recursos. Porque esto no es gratis. El modelo medio es que la Xunta paga el 80 % del coste de la plaza y la familia el 20 %. Pero habrá gente que pagará el 40 % en función de su renta y otros el 10 %.

-¿El máximo a pagar?

-La plaza en jornada completa de 8 horas y con transporte incluido, sale por unos 750 euros, que es lo que se pagaría en un centro privado, y en este centro público serían unos 390 euros.

-¿Qué servicios y tratamientos van a recibir los pacientes?

-Los enfermos van a recibir tres tipos de servicios. Los básicos, de manutención, cuidado, aseo e higiene personal, asistencia en las actividades de la vida diaria, transporte... Los servicios terapéuticos específicos, para ralentizar al máximo el irremediable deterioro del enfermo. Se trata de mejorar su calidad de vida, potenciar su autonomía y reforzar su autoestima, a través de distintos programas de estimulación cognitiva, orientación a la realidad, reminiscencia, psicomotricidad, fisioterapia, musicoterapia... Y después hay otros servicios complementarios en función de las necesidades. Aquí estarán siempre activos.

-¿Y los familiares? ¿Quién cuida a los cuidadores?

-Traer aquí a los enfermos ocho horas diarias ya supone un gran respiro para las familias. Pero además de las actuaciones dirigidas al propio usuario, hay otras de apoyo y atención a los familiares cuidadores, que son los que más sufren las consecuencias del Alzhéimer. Alrededor de cada paciente hay tres, cuatro, cinco personas afectadas. Aquí vamos a atender a una treintena de enfermos, pero vamos a aliviar a unas doscientas personas.

-¿Con qué equipo profesional va a contar este centro?

-El equipo está formado por 12 personas con relación laboral. La coordinadora, que es una trabajadora social, una psicóloga, un fisioterapeuta, un terapeuta ocupacional, un asistente social, enfermeros y auxiliares de clínica. Además, contamos con dos profesionales médicos externos, especialistas en medicina general y neurología.

-Afapo tiene su propio centro de día ¿Se va a mantener?

-Claro. Allí atendemos a 40 enfermos todavía en fase leve, porque no tenemos las dotaciones que tiene este nuevo centro público para casos avanzados. Los que están allí no podrían estar aquí y viceversa.

-Cada vez hay más enfermos de Alzhéimer y se han reducido las ayudas de la Ley de Dependencia. ¿Cómo les han afectado a ustedes los recortes?

-Nosotros hemos sufrido un recorte de las subvenciones del 80 %. Y en cuanto a la Ley de Dependencia, el problema es que nació sin financiación suficiente y encima se recortó con la crisis. Es cierto que cada vez hay más enfermos de Alzhéimer y otras demencias. Crecen en proporción al aumento de la longevidad. En Pontevedra y comarca calculamos unas cinco o seis mil personas diagnosticadas.

-¿En su familia atacó duro el Alzhéimer? ¿Dicen que es como un duelo en vida?

-Muy duro. Primero a mi tía y después a su hermana, que es mi madre. Pasamos todas las fases de la enfermedad y la más agresiva es terrible. Es verdad, es como sufrir una muerte en vida.

José Fontenla Redondo presidente de la asociación de Familiares de enfermos de alzhéimer

«El objetivo es ralentizar el deterioro de

los enfermos»

«El centro dispone de 28 plazas para pacientes en jornada completa»

«Los familiares cuidadores también necesitan apoyo y atención»