Los hosteleros fisterráns quieren mantener el Museo da Pesca

Juan Ventura Lado Alvela
Juan Ventura Lado CEE / LA VOZ

FIRMAS

Están dispuestos a comprometerse en la medida de sus posibilidades

09 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Los hosteleros de Fisterra consideran que el cierre del Museo da Pesca, instalado en el Castillo de San Carlos, les perjudica a ellos pero también al conjunto de la localidad y toda la Costa da Morte, no solo por la atracción que suponía para los visitantes que podrían dejar de venir, sino por la oferta cultural disponible para los que llegarán de todas formas. Ellos están dispuestos a colaborar en la medida de sus posibilidades, pero recalcan que la obligación de mantenerlo abierto recae fundamentalmente en las Administraciones públicas y las entidades a las que pertenece.

Manuel Canosa, de Casas Finisterre, dice que es «un atractivo dos máis importantes deste pobo e máis de toda a comarca, que estaba xestionado por xente especialmente amena» y que, por supuesto, les afecta el cierre y eso genera preocupación entre los hosteleros. Sin embargo, también aclara que sus prioridades ahora mismo están en «salvar os proxectos en marcha» porque están pasando unos tiempos «máis crus que ninguén coa subida de impostos e a falta de clientes».

Canosa propone como posible solución, al margen de quién tenga que hacerse cargo del museo, crear paquetes de visitas que incluyan todos los atractivos de Fisterra, «entre os que ten que estar o Castelo, pero correctamente xestionado».

El titular de Ínsula Finisterrae, Juan Boullosa, también destaca la profesionalidad de los guías del museo, que espera que puedan volver a sus puestos de trabajo lo antes posible. «Alexandre Neriun -e a moza que estaba con el, igual- ademais dunha persoa moi ben formada, é absolutamente xenial pola capacidade que ten de conectar coa xente. A min sorprendeume gratatamente», señala Boullosa, a quien le gustaría que el museo «seguise aberto», aunque recuerda que cada uno tiene sus responsabilidades. «A nosa é pagar as nóminas dos traballadores e manter os fillos, mentras que as Administracións teñen que ocuparse de ter abertas as instalación públicas», asegura el empresario, que dice que mucha gente le pregunta por el Castillo porque «é unha referencia xunto coa subasta de peixe na lonxa ou o cemiterio de Portela».

Considera que las entidades implicadas que serían la cofradía, Neria y la consellería «se un non pode con todo, poderían ir a medias», para mantener en funcionamiento un bien tan importante.

Fran Insua, del restaurante O Fragón, es quien mejor percibe la falta del museo porque lo tiene enfrente de su negocio. Siente como «unha pena, que non estea aberto, porque escoitar a Manolo [Alexandre Neriun] é unha auténtica marabilla, porque se nota que lle gusta o que fai».

Él asegura que le recomendaba la visita a todas las personas que acudían a su local y cree que esa es la mejor manera en la que pueden colaborar los hosteleros «porque todo o mundo vai ao Faro» y mucha gente pregunta por el Castillo pero «agora non lle podes dicir nada, porque non teñen a posibilidade de entrar adentro». En esa labor de difusión piensan que tienen mucho que decir.

Desiderio Nemiña, comparte las motivaciones del resto de compañeros «non porque afecte en que haxa máis ou menos reservas, senón pola boa impresión que podía levar a xente que vén» y recoge directamente el guante de Neria, con una idea comprometida y creativa que ya ha expuesto con anterioridad.

«Todo é cousa de falalo. O primeiro que teñen que facer é vir a xunto de nós e dicilo, pero penso que se, por exemplo, nos pedisen que comprásemos un número de entradas ao ano, pola miña parte polo menos, non habería problema, porque as deixas nas habitacións cuns folletiños, ou dalas no restaurante e é un detalle cos teus clientes», apunta Nemiña, que reconoce que la situación de su sector no está para muchos gastos pero «como de algo hai que morrer, xa tanto ten», aunque también advierte a las Administraciones de que «os hosteleiros sós non poden manter iso».