«El santo es humano pero en él se ve la fuerza de Dios»

La Voz

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Benedicto XVI nombró a monseñor Cuña consultor histórico de la Congregación para la Causa de los Santos

18 ago 2012 . Actualizado a las 06:00 h.

Luis Manuel Cuña Ramos (Ourense, 1966) es el director del Archivo Histórico de Propaganda Fide en el Vaticano. Tras acabar el bachillerato en Ourense y en Madrid ingresó dos años y medio en Oseira y estudió la carrera sacerdotal en el Seminario Mayor, yendo luego a Roma para especializarse en Historia de la Iglesia. Allí lo ordenó Juan Pablo II. Al regresar, lo llamaron para dirigir el archivo de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Y ahora es consultor de la Congregación para la Causa de los Santos. Descansa en Ourense adonde trajo la exposición de Teresa de Calcuta.

-¿Cómo es el archivo que dirige?

-Es el más importante de la Iglesia para la historia de la misión y de la historia civil de muchos pueblos porque de nuestra congregación dependen países de Asia, Oceanía, África, América del Norte. Son documentos que están allí desde 1622. Tenemos unos 11 millones, desde arte copto, tibetano, chino; en papel normal, de arroz, seda blanca, roja, hoja de palma o pergamino.

-¿Y cómo le va como consultor para la Causa de los Santos?

-La Santa Sede tiene consultores externos. En la causa de los santos es todo muy serio, pasa un período largo con varios procesos. Se estudia la vida y virtudes y el posible milagro del futuro santo por consultores de nombramiento pontificio. Te dan libros con el estudio crítico de la vida y virtudes o del martirio del futuro santo. Yo soy consultor histórico, de causas antiguas. Una causa de santidad no se puede abrir antes de cinco años con un máximo de 30. En causas sin testigos vivos, en las que el estudio de la vida y santidad se basa en documentos, entro yo, para ver si es completa y los documentos, auténticos. Luego los teólogos votan sobre la heroicidad.

-¿Con qué santo está?

-No se puede decir. Es un trabajo secreto. Ni siquiera nos conocemos los seis consultores hasta que llegue el momento.

-Pero la fama varía...

- Hay casos de fama fuerte como Madre Teresa o Juan Pablo II. Si la tumba de un posible santo está abandonada es mal síntoma.

-Hablando de Teresa de Calcuta, ¿La trató personalmente?

-Sí. Era especial. La gente la reconocía por la calle y solo al verla pasar, aunque fuese de lejos, ya se echaba a llorar. Era un carisma muy especial. Ella, que vivió 50 años de noche espiritual, de sentirse no querida por Dios. El santo es humano, pero en él se ve la fuerza de Dios.

-¿Cómo la conoció?

-La primera vez, era diácono, en 1991. Acudió en Roma a la profesión de alguna de sus religiosas. Yo iba en procesión justo delante de ella y después la saludé. Daba a todos la medalla de la Milagrosa que conservo. Fue importante otro encuentro, su última vez a Roma. Yo salía del Archivo Secreto Vaticano hacia el Colegio Español donde vivía. Pasando por la casa de las hermanas en el Vaticano, paró un coche. Dentro iban el conductor, la Madre Teresa y otra hermana. Bajó el cristal, me acerqué y le dije en inglés que rezara por mí porque yo no quería hacer la voluntad de Dios. Entre otras cosas me dijo: «Padre, tienes que pedirle a Jesús enamorarte de él cada día y empezar de nuevo cada día». Fue la respuesta a mi problema.

luis manuel cuña ramos sacerdote en el vaticano