Toda una aventura para llegar en bici a las playas viguesas

ELVIRA COELLO VIGO / LA VOZ

FIRMAS

Los jóvenes buscan alternativas a la carretera. La Voz los acompaña un día

28 jul 2012 . Actualizado a las 07:10 h.

Cada verano la playas viguesas se llenan de gente, muchos de ellos jóvenes que quieren salir de casa y disfrutar del buen tiempo. Pero llegar a la zona de playas no es tan sencillo. Si se tiene coche los días de calor hay que hacer frente a largas caravanas, si se va en bus corre el peligro de acabar como un sándwich y si se quiere ir pedaleando no hay ningún carril bici.

La Voz siguió a un grupo de jóvenes en su trayecto habitual a la playa de Samil. A falta de carriles bici el sendero de la Xunqueira do Lagares es la ruta elegida por Abraham Vaqueiro, Sergio Pérez, Cristian Fernández, Manuel Enríquez, Andrea Martínez y Alba Fernández. Ellos, como muchos más ciclistas vigueses reivindican carriles bici por la ciudad. El sendero del río Lagares es en realidad una ruta peatonal y no adaptada para el ciclismo.

En la avenida de Madrid comienza la ruta. La mayoría de estos jóvenes son de la zona pero Sergio lo tiene más complicado. Él vive cerca del Mexoeiro y tiene que coger la antigua Avenida de Madrid para evitar el tráfico y llegar al sendero. El primer tramo es el más abrupto y está menos adaptado que el resto del camino. Andrea Martínez comenta: «El sendero debería estar mejor cuidado y al pasar por un polígono industrial hay que tener cuidado ya que durante la semana los camiones entran y salen». La gravilla y las piedras hacen que este tramo del sendero se adapte más a bicis de montaña y no de paseo pero se puede ver a gente equipada hasta con la sombrilla y la nevera para llegar en bici a la playa.

Durante el segundo tramo llegan las complicaciones. La bici de Andrea se ha estropeado y no parece que sea algo fácil de arreglar. Los jóvenes debaten qué van hacer y al final Alba Fernández se ofrece a coger la bici y volver a casa andando. Con uno menos en el grupo la ruta continúa y llegan a la zona de Balaídos. Aquí hay que hacer un alto en el camino y bajarse de la bici porque el sendero se mezcla con la ciudad. La opción de seguir por la carretera no es muy recomendable puesto que los conductores no tienen mucha paciencia. Continúan por la acera y algún peatón se queja. El último tramo es sin duda el más agradable y divertido. La senda recorre caminos asfaltados y puentes que cruzan el Lagares. «Cuesta más la vuelta qu, porque ahora vamos con ganas de llegar y darnos un chapuzón» dice Manuel Enríquez.

La playa de Samil ya está cerca, es hora de sacar los bocadillos, extender las toallas o como hacen todos correr hacia el agua. Han recorrido 10,7 kilómetros en más o menos una hora. Todos están de acuerdo en que el sendero no tiene gran dificultad pero que da muchas vueltas. Cristian Fernández opina que es imposible para ellos ir por el centro de la ciudad ya que al no haber carril bici los coches no respetan a los ciclistas. Sergio Pérez sugiere: «Deberían ampliar el tramo hacia otras playas como la O Vao». También coinciden que Vigo es una ciudad complicada por sus cuestas y que ir en bici supone un esfuerzo. Muchos jóvenes llegan a la playa cada día en bici por la ruta del Lagares o sorteando los coches por el centro de Vigo.