La flota viguesa de Gran Sol se ha reducido un 42 % en 10 años

Soledad Antón García
SOLEDAD ANTÓN VIGO / LA VOZ

FIRMAS

Los armadores abanderan barcos en otros países por la falta de cuotas

03 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En el caladero de Gran Sol faenaban hace una década 38 barcos -en el año 2003 llegaron a ser 41-, cifra que se ha visto recudida en un 42 % hasta los 22 actuales. Los datos fueron suministrados por el Ejecutivo autonómico a propósito de una pregunta parlamentaria presentada por el diputado nacionalista Bieito Lobeira.

Tan sustancial reducción no tiene nada que ver con desguaces, ya que la mayoría de los buques se renovaron a mediados de los noventa. Según explica un portavoz de la Cooperativa de Armadores de Vigo, la causa hay que buscarla en las exiguas cuotas de pesca que tiene asignadas la flota española en la zona, y que ha obligado a varios empresarios a deslocalizar barcos, debido a una política que no comparten.

Dicha política impide el intercambio de cuotas entre empresas, de forma que una firma que tenga un barco con bandera inglesa y otro con bandera española y que lancen las redes uno al lado del otro, el primero puede pescar el doble que el segundo. «Es la viva demostración de que no hay mercado único. Es algo que no ocurre en ningún otro sector económico. Se están poniendo unas barreras dentro de Europa que carecen de sentido», afirma José Antonio Suárez-Llanos.

Hasta el momento, las peticiones de los armadores vigueses de que se actualice el acuerdo de estabilidad firmado en 1983, tres años antes de la entrada de España en la Unión Europea, han caído en saco roto. «Estamos encorsetados», señala Suárez-Llanos, que añade que a los empresarios no les queda más camino que el de la emigración si quieren cuadrar balances. Dicha emigración se ha notado especialmente desde el 2009, ya que en apenas dos años (hasta diciembre del 2011) cambiaron de bandera once buques que, obligatoriamente, tienen que descargar en el país en el que están abanderados.

A mayor abundamiento, los barcos españoles solo pueden capturar en Gran Sol cinco especies -gallo, rape, merluza, cigala y raya-, en tanto franceses y británicos pueden pescar además lenguado, merlán, eglefino, carboreno, camarón norteño, solla, bacalao y abadejo.

De lo que no hay cifras tan exactas es de la pérdida de empleos provocada por dichas deslocalizaciones. Y es que tanto Reino Unido como Francia exigen que las tripulaciones de los barcos abanderados en sus respectivos países (al menos los mandos) hablen inglés y francés.

Otro problema que se les presenta a los armadores es el de los descartes. En este sentido, dicen coincidir con el objetivo, pero piden que la normativa sea gradual.